Según una creencia popular, en su día, San Teodoro, montado en su corcel blanco, se dirigía a ver al Señor para rogarle que viniera el verano. Una vez donde el Altísimo, clavaba su lanza en el suelo y ataba a ella su caballo. Y ya que Dios cumplía la petición del santo y enviaba el verano, allí donde estaba hincada la lanza la tierra se calentaba y empezaba a emanar vapor. Es a partir de esa fecha que el día empieza a crecer y el tiempo se vuelve más cálido. La festividad cae siempre el primer sábado de la Cuaresma y está acompañada de muchas canciones. Una de ellas cuenta cómo el santo sale al campo y recorre los pastizales; pero antes hierra el equino “en el verde prado”. En tanto su hermana, parada a su lado, le da clavos dorados y herraduras de plata parra herrar el “buen corcel” y le encomienda que le traiga un ramo de flores frescas para hacer con ellas dos coronas.
En el Día de San Teodoro casi todos los actos rituales son orientados hacia la fertilidad de los caballos. También en la actualidad en varias regiones de Bulgaria las mujeres amasan panes rituales que tienen la forma de un caballo o de una herradura. Existe, asimismo, la tradición de preparar panes que son típicos para grandes festividades de carácter popular y religioso, a saber: bogovitsi (hogazas de harina de trigo), roscas, kolak (pequeños panes con forma de toroide), etc. En ese día se reparten, además, maíz cocido, trigo, guisantes. Antaño, mientras visitaban sus familiares para llevarles el pan y las legumbres, las mujeres daban brincos y hasta imitaban el relinchar de los caballos. Se hacía para una buena fertilidad en los humanos y los equinos.
A comienzos del siglo XX, el etnógrafo Dimítar Marinov ha descrito una interesante costumbre local, llamada békane, practicada en una aldea en la porción meridional de Bulgaria. El viernes que precede a la festividad de San Teodoro, las mujeres ponían en una vasija guisantes, les vertían agua caliente y colocaban el recipiente delante del icono. En la mañana de San Teodoro, terminado el oficio religioso, “el ama de la casa, vela encendida en mano, irá a por la vasija y dará a todos y cada uno varios granos del guisante para que se los coman”, escribe Dimítar Marinov. Luego la mujer tomaba un puñado del arvejo, lo tiraba hacia arriba y, mientras los granos caían, formulaba votos para cada uno de los miembros de la familia, para las yeguas, las vacas y todos los animales domésticos. Después de cada voto decía “b e e e e”, como las ovejas, de allí el nombre de la costumbre: békane. De los guisantes esparcidos por el suelo los jóvenes hacían rosarios con los que adornaban sus gorras, y las muchachas enhebraban los granos haciendo pulseras y collares que lucían a lo largo del día.
En la región de Sofía llevaban el maíz hervido a la iglesia para que el sacerdote lo inciensara. Acto seguido, lo tiraban al suelo, y los niños lo recogían. Esto se hace para que los caballos gocen de salud. Durante toda la semana previa a la festividad se mantiene un ayuno estricto, y las mujeres tienen prohibidas todas las tareas de aguja. “En ese Domingo de Teodoro no se come ni se bebe, no se hila ni se teje, no se corta ni se cose...”, reza la letra de una canción.
En la noción popular búlgara, San Teodoro es patrono de animales dañinos para la producción agrícola y peligrosos para el hombre como la serpiente, el lobo, el topo y el ratón. Otrora, para proteger las plantas de los topos, las mujeres esparcían maíz en los jardines y los hombres galopaban a lomo de caballo por el labrantío ya que, según una leyenda, allí donde haya pisado el pie del cuadrúpedo el topo no cavará la tierra.
En el Día de San Teodoro los hombres jóvenes, “engalanados y con corcel bien cuidado”, iban a las carreras hípicas (kushia). Las mismas se organizan tradicionalmente para celebrar esa fecha. Generalmente en las carreras participaban hombres jóvenes casados y con menor frecuencia, donceles. Se cree que en este día todo aquel que tiene caballo debe sacarlo del establo y tomar parte en la competición. Los dueños adornan sus corceles con coronas de geranio y heléboro. También hoy en día los cuadrúpedos son llevados hasta el lugar donde se celebra la kushia con particular solemnidad y canciones y melodías instrumentales especialmente para la ocasión. Terminada la carrera, todos juntos regresan al poblado. Al frente de la procesión va el caballo vencedor en la kushia. En el pasado los jóvenes y las mozas hacían una ronda grande, en cuyo centro estaban los corceles y sus jinetes, y empezaban a bailar la danza típica búlgara joró.
En la actualidad un gran número de búlgaros veneran estas tradiciones. El Día de San Teodoro celebran su onomástica todas las personas que llevan los nombres de Tódor, Todorka, Teodor y Teodora, entre otros.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: BGNES
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