Creada tras acontecimientos dramáticos ocurridos en el escenario europeo, la Unión Europea está afrontando hoy una oleada de escepticismo que está cuestionando su existencia. Esto trae nuevamente la necesidad de reflexionar en torno a los objetivos y los valores que compartimos todos: ¿qué es lo que nos ofrece ahora la UE y qué tipo de futuro pretendemos tener? Y, concretamente, ¿qué papel corresponderá a Francia y a Bulgaria, a los franceses y a los búlgaros en la regeneración de la Unión Europea?
El Instituto Francés en Bulgaria ha organizado conjuntamente con el centro para Cultura y Debate “La Casa Roja”, Radio Nacional de Bulgaria y otros socios, la serie “Nuestra Europa, ¿qué tipo de Europa queremos?”. Sus manifestaciones transcurrirán en forma de debates mensuales durante todo el año 2017.El primer participante francés es Dominique Wolton, dirigente de estudios científicos del Centro Nacional de Francia para estudios científicos en el terreno de las comunicaciones, experto en medios informativos, espacio público y comunicaciones públicas y políticas, fundador y director de la publicación académica “Hermes”.
Dice él, en exclusiva para Radio Bulgaria: Pertenezco a los intelectuales europeos que consideran que el proyecto Europa es la utopía democrática y pacífica más importante que la historia mundial haya creado jamás. La Europa sesentona es absolutamente nada sobre el telón de fondo de la historia de la humanidad, sobre el telón de fondo de nuestra vida. Desde la II Guerra Mundial hasta la fecha han cobrado cuerpo dos proyectos políticos de envergadura: la creación de la ONU, única gramática política imprescindible, y la de la Unión Europea. Los europeos hacen gala de este masoquismo increíble al estructurar la mayor utopía pacífica, democrática y política. El número de países miembros de la UE no ha dejado de variar, éramos 6, 15, 28 y, ¿por qué no más? Se trata de algo inédito en el mundo de la humanidad pero nosotros no nos sentimos orgullosos. Cada dos años los europeos anunciamos la muerte de Europa. Debemos estar recordando que la grandeza y la creación de Europa se deben a dos razones .La primera, nunca más una guerra entre los europeos. Se trata de 100 millones de vidas segadas en el siglo XX y siento escalofríos al decirlo. Y, también, la lucha contra el comunismo. El año 1990 puso fin a éste. ¿Qué pasó? Podíamos haber pensado que Europa se detendría ahí. El genio de los europeos optó por continuar el proyecto europeo, sobre la base de la democracia y la ampliación, y en vez de decir que habíamos triunfado en la lucha y que fuimos afirmando los cimientos de la democracia y acometimos la ampliación, ahora lloramos cada mañana. Sí, es cierto, hay estados pequeños y pobres, los hay también grandes y prósperos, pero también existe el principio de la solidaridad que es un ejemplo para Europa, resalta el señor Wolton.
En Europa cohabitan 500 millones de personas. se hablan 26 idiomas, el continente es un conjunto de historia dilatada, de cultura, ciencia, tecnologías y, pese a las dificultades, debemos aprender a convivir. ¿Lo estamos logrando? ¿Deberá acaso existir esta división de una Europa a dos velocidades?
El genio de Europa como proyecto político que se proyecta al futuro residirá en la convivencia de países grandes y pequeños. La Europa a dos velocidades será un error trágico. Sería una manifestación de hipocresía decir la Europa de los poderosos frente a la Europa de los débiles. El pueblo pequeño es igual de importante como el grande. Voy a aducir el ejemplo de la importancia de la Declaración de la UNESCO del año 2012, suscrita en París, y de la que ya nadie se acuerda. Este documento reconoce la igualdad entre las lenguas, las culturas y las religiones a nivel mundial. Desde luego, ningún país acata esta declaración pero la idea existe. Si queremos salvar a Europa y la idea de la coexistencia pacífica debemos decir que en Europa hay naciones pequeñas, medianas y grandes, y que todas ellas son indispensables. Cualquiera que sea un pueblo, lleva siempre su inteligencia a través de su historia, y es en esto en que radica la genialidad, resalta Dominique Wolton.
Nuestro interlocutor ha prestado una atención especial a la comunicación lingüística que, a su juicio, no se traduce únicamente en hacer uso de unas 300 palabras en inglés, sino en el desarrollo de la traducción. Señala que Europa debería transformarse en patria de la industria de la traducción y enfatiza en el alumbramiento de proyectos relacionados con la ciencia, el transporte, el turismo, la ciencia técnica.
Los europeos debemos tener conciencia clara de que la globalización y la información evolucionan con gran rapidez. No obstante ello, no hay que subestimar la comunicación que es de gran importancia para todos y cada uno de nosotros. Si dejamos de respetarnos y de comunicarnos en Europa, llegará el fin de la familia europea, señaló en conclusión Dominique Wolton.
Versión en español por Mijail Mijailov
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