Él es el tío Jazim, al Guardabosques, que es como le llaman en su zona de residencia en signo de respeto por los treinta años de labor abnegada en la protección del bosque.

El bosque, para mí, es mi vida toda, confiesa. Cada mañana me interno en él cual un médico, me voy fijando en cada árbol, tratando de descubrir plagas y bichos dañinos, voy investigando la zona para ver si hay procesos de erosión y después informo a los directivos de nuestra hacienda forestal. En mis 30 años de servicio he plantado un número infinito de arbolitos y hoy en día al pasar por una zona de árboles que yo he plantado no puedo dejar de emocionarme. Conozco cada arbolito, cualquier senderito. En la zona de mi aldea hay robledales, hayales y, menos, pinares. Soy partidario de que un bosque de robles se regenere por sí mismo, o sea, que de las bellotas caídas a la tierra crezcan los pequeños robles. Es así como esos arbolitos se vuelven más recios y resistentes a los vientos, las lluvias y el frío, alcanzan una edad centenaria y siempre se mantienen más resistentes a plagas. Por otra parte cabe decir que cultivar el material de plantón en loe viveros es una labor que lleva mucho tiempo.

Además de desvelarse por el bosque, el tío Jazim atiende a muchas plantaciones frutales .Gracias a los subsidios europeos, gracias a los cuales ha adquirido la maquinaria y el plantón necesarios, él, secundado por sus familiares, cultiva 1,5 hectáreas de cerezos y 1,2 hectáreas de ciruelos. A la pregunta de si el crudo invierno ha hecho mella en los árboles frutales responde que no ha habido daños pero agrega que es ahora cuando los fruticultores afrontan la labor más dura, la de proteger sus cultivos contra las escarchas primaverales. A tal efecto, el tío Jazim ha colocado ya durante el invierno paja mojada debajo de los arbolitos y en las noches serenas en que suele producirse la escarcha prende fuego a la paja y, gracias a la humareda, evita los daños.

Los cerezos de plantón son de la variedad “Van” y sus frutos se destinan al consumo directo. Se los compró a un vecino suyo que tiene su vivero propio. Dice que está muy satisfecho con esta variedad, pues los cerezos fructifican a comienzos de junio, las cerezas son gruesas y de buena apariencia comercial.

Uno de los problemas que preocupan a todos los agricultores búlgaros, relacionado con el mercado en el cual colocar su producción, no resulta insoluble para el tío Jazim, ya que su aldea se encuentra cerca del litoral búlgaro del mar Negro. Así, su familia, en plena temporada turística cuenta con la oportunidad de vender toda su producción y, además, a unos precios bastante altos. El tío Jazim también se muestra sumamente satisfecho con su plantación de ciruelos que atiende desde hace ya 7 años.

He comprobado que los ciruelos son mucho más fáciles de cultivar que los cerezos, confiesa. No son caprichosos ni reclaman mucho trabajo y cuidados. Las ciruelas que recolecto se las vendo a mis paisanos que hacen compotas, dulces y aguardiente de estas frutas. A finales de agosto ya consigo colocar toda mi producción. A los fruticultores principiantes les debo decir que un huerto no se crea con sólo plantar los arbolitos del vivero. Lo más difícil comienza después, ya que hay que labrar y mullir la tierra, combatir las plagas, hacer oportunamente la poda y la polinización, proteger a los árboles contra el frío, las escarchas y las lluvias.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal