“Londres está abierta”, la campaña publicitaria del alcalde de la capital británica, Sadiq Khan, sigue difundiendo el mensaje de que esta urbe es hospitalaria para vivir, que aúna a la gente y está abierta al negocio y las ideas creativas de personas de diferentes nacionalidades. El breve video muestra a colonos de otros países que desarrollan su propio pequeño negocio en la ciudad cosmopolita. Cada uno de ellos da, orgulloso, una cálida bienvenida a su pequeña tienda o establecimiento. Nosotros, los búlgaros, también estamos representados con una pequeña librería boutique que ofrece una variedad de literatura en lengua búlgara.
Elina Stoyánova, para quien la librería es un viejo sueño hecho realidad, es una verdadera embajadora de nuestra escritura y cultura espiritual en Londres. Elina vive expatriada desde hace 7 años pero creó la librería hace dos. La joven búlgara alquiló una antigua peluquería abandonada, y con esfuerzos propios y un préstamo de los bancos consiguió convertirla en una cafetería especial con muchos libros. Su primer cliente, al que recibió con gran emoción, fue un señor mayor de edad, inteligente y curioso como la mayoría de los londinenses, recuerda Elina. Desde entonces, cada mañana que llega a su librería y abre la puerta dice que se siente felíz. La librería es para ella como su hogar, y está convencida de que los búlgaros en Londres también comparten esa sensación.
Aquí se pasean por todo el recinto, incluso entran detrás de la barra donde preparo el café, todo gracias al ambiente natural que hace que los clientes se sientan como en un refugio, como Pedro por su casa –dice Elina– . Estoy muy contenta de que en la librería vienen tantos búlgaros interesantes e inteligentes. No había un lugar donde pudiera reunirme con ellos, y ahora ellos vienen a mí y tenemos tantas cosas de que hablar. Me han enriquecido mucho y me siento orgullosa y feliz gracias a las reuniones con estas personas interesantes, amantes de la lectura. Es cierto que hay librerías en línea pero una librería de este tipo, con su propia sala y biblioteca con libros búlgaros, aquí no hay. La participación en la campaña del alcalde Sadiq Khan se la debo a un amigo. Le gusta mi iniciativa y me recomendó. Me alegro de ser parte de esto. Una pequeña parte pero aquí estoy.
Según Elina, el idioma búlgaro impresiona mucho a los británicos. Bastantes de ellos habían estudiado ruso alguna vez y ahora acuden a su librería con la actitud de que podrán descifrar al menos los títulos de los libros escritos en búlgaro. De este modo los extranjeros aprenden expresiones básicas como “dóbar den” (buenos días), “mólia” (por favor) y “blagodariá” (gracias), y así se convierten en clientes habituales.
Con muchos de los británicos ya nos saludamos en búlgaro –comenta Elina– . Los londinenses, especialmente los mayores de mediana edad son muy tolerantes y curiosos. La librería está ubicada en el barrio de Walthamstow y, accidentalmente o no, la mayoría de los búlgaros viven allí. Cerca de ella hay una larga calle comercial peatonal con restaurantes, establecimientos y tiendas búlgaros. Los compatriotas que quieren donar libros para la biblioteca vienen constantemente. Así que su número ya ha aumentado a más de mil volúmenes y me ví obligada a comprar estantes adicionales. La gente que viene aquí lee todo y busca desde libros publicados a principios del siglo XX, hasta nueva historia de Bulgaria y novelas biográficas e históricas. En Londres no hay otro lugar similar. En la librería organizamos veladas teatrales y literarias, presentaciones de libros y, recientemente, también una muestra de artículos con bordados tradicionales búlgaros. Realmente, no me siento nostálgica, excepto cuando pienso en nuestras montañas, en el cielo azul, en el aroma de las lilas en la primavera... y, por supuesto, en mis padres a los que extraño mucho.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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