En plena Pascua de Resurrección, el destacado y carismático periodista de televisión búlgaro Milen Tsvetkov moría de una manera absurda en una avenida de Sofía mientras esperaba en su coche la luz verde del semáforo. Un jeep que chocó por detrás contra su automóvil no trató siquiera de frenar. El vídeo del accidente es escalofriante.
En los últimos días, se suceden reacciones emocionantes, de compasión, de ira o racionales. El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, ha comentado que la trágica muerte del periodista ha desvelado algo que hoy en día amenaza a cada ciudadano búlgaro: ser víctima de la ilegalidad. El primer ministro Boyko Borisov ha calificado lo sucedido como “un accidente grave, asqueroso y triste” y ha comentado que hace falta una enmienda urgente a la legislación.
La Alianza Bulgaria Democrática, de la cual Milen era partidario y presentador de su programa preelectoral, ha abogado por una investigación objetiva y medidas para superar los factores sistemáticos conocidos desde hace años, que causaron el accidente, incluido un programa urgente de mejora de las condiciones de seguridad vial y una reforma radical de la manera en que funciona el Control del Transporte Automovilístico.
Ante Radio Nacional de Bulgaria, el experto Bogdan Milchev, del Instituto de Seguridad Vial, se ha mostrado escéptico ante las intenciones de hacer enmiendas:
Simulamos control, simulamos la construcción de una infraestructura segura. Simulamos legislación y enseñanza. Cinco años llevamos hablando de enmiendas a la ley, de cambios en las sanciones, pero no sucede nada. Para poder decir algo bueno respecto a la seguridad vial hace falta llevar a cabo muchos cambios, pero las personas de las cuales depende esto parce que ni siquiera tienen una idea.
El experto comparte la afirmación de que el que habilita el sistema de transporte crea las reglas y las condiciones en la carretera y debe adoptar algo si no se acatan: En la actualidad, hay once instituciones responsables de estas reglas. Ahora ni siquiera creemos que el conductor drogado que mató a Milen Tsvetkov recibirá la pena que se merece.
A raíz del accidente fueron detenidas cuatro personas: el conductor de 22 años del jeep homicida, su madre, directora de una de las empresas de producción de vino y bebidas alcohólicas más importantes de Bulgaria, el hijo de un diputado y la novia del conductor, que estaban con él en el coche. La gran importancia social del caso tal vez obstaculizará la evasión de responsabilidad personal, pero hay recelos de que se subestimen problemas de una importancia más amplia que revela el caso.
El conductor estaba drogado, la madre le dio el jeep conociendo la adicción de su hijo, la novia y el hijo del diputado huyeron del lugar del accidente aunque luego prestaron declaraciones. Por cierto, el diputado es conocido por respaldar un proyecto de ley de liberalización de las drogas. Estas circunstancias son una ilustración elocuente de la tesis de que últimamente a distintos niveles en la sociedad búlgara reinan la falta de responsabilidad y la sensación de que hay personas inalcanzables por la ley.
En Bulgaria se ha permitido la infracción sistemática de las reglas de tráfico y del orden legislativo −ha comentado ante Radio Nacional de Bulgaria Diana Rúsinova, del Centro Europeo de Políticas de Transporte− . En la sociedad búlgara hay un problema, porque no es la primera vez en que a un conductor como este se le permite subir al coche y matar a alguien. Estos casos son cada vez más y muchos de ellos se desconocen.
En su juicio, la severidad de la ley debe volverse tan intransigente que esto no suceda y que se trabaje por la prevención de este tipo de crímenes.
No hay institución, autoridad o ley que pueda hacer frente individualmente a fenómenos de este tipo. El absurdo destino que sobrevino a Milen Tsvetkov indica que todos, en conjunto, debemos confrontar estos fenómenos con todos los medios posibles. Debemos hacerlo ahora mismo para que no sea verídico que, como afirma hoy ante el diario 24 horas el periodista Slavi Ánguelov, agredido hace un mes, los semáforos en Bulgaria no tienen señal roja para los “favoritos” como el conductor del jeep homicida, que desde la infancia son educados en que nunca tienen la culpa de nada y tienen la razón en cada situación.
Versión en español de Hristina Táseva
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