“Buscan un hogar. Estaban abandonados entre los matorrales”…o bien ”Su madre fue envenenada y ellos están completamente desamparados”. Suelen comenzar por estas frases las historias de los cachorros sin hogar cuyas fotos aparecen a diario en las redes sociales. Con la llegada de la primavera, estos casos se van volviendo cada vez más frecuentes. Abandonados en la nada, estos cachorritos sólo tienen la posibilidad de sobrevivir si se topan con gente de corazón compasivo que comiencen a cuidarlos con la esperanza de poderles conseguir un día un hogar permanente. Por desgracia, las personas dispuestas a abrir las puertas de sus casas para esos animalitos ya están cuidando de varios rescatados de la calle y les cuesta poder atender a otros más. Ahora, debido a las medidas antiepidémicas y el régimen restrictivo declarado, han surgido casos complementarios de perros y gatos abandonados. La razón de ello es que los mismos habían estado criados en lugares distantes, en zonas de obras de construcción suspendidas, etc., y por la imposibilidad de desplazamiento, la gente que había cuidado de esos animales prefirió soltarlos dejándolos buscar solos su sustento.

Al igual que en cualquier época de crisis, las primeras víctimas son las mascotas que se quedan en la calle −destaca Yávor Guechev, de la Organización de Protección Animal Cuatro patas− . Es un fenómeno que se observa asimismo a nivel mundial. En Bulgaria, la combinación de estos factores, así como la existencia de animales callejeros, han disparado su número. Éste podría haber sido muy inferior ahora si, durante todos los años en que llevamos a cabo nuestra campañas para reducir su población, se hubiese implementado una forma de control sobre los amos de mascotas.

Pese a que existen determinados marcos legales en lo concerniente a los canes, brilla por su ausencia el control sobre la aplicación de estas normas, dicen los expertos. Respecto a los felinos, no son objeto de una regulación legislativa en absoluto. Por los perros de caza los dueños no pagan tasas, pero son los canes de esta categoría los más frecuentemente abandonados.

Las facilidades otorgadas a quienes poseen un perro de caza no son fundadas, ni el tema había sido sometido a un debate público. No se ponderó tampoco la repercusión que hubiera tenido la aprobación de un texto de estas características. Esto a buen seguro acarrearía su abandono, porque no se ejerce control alguno sobre ellos. Es uno de los problemas del que ya nos iremos dando cuenta de cuán grave es.

Por otra parte, la primavera es la temporada del año en la que va en aumento la adopción de mascotas. Las organizaciones que rescatan a los animales y luego promueven su adopción plantean bastantes exigencias en los contratos preliminares con los futuros adoptantes para así evitar que esos animales vuelvan a ser arrojados a la calle.

En el período de las rigurosas medidas restrictivas, se les permitían paseos por los parques únicamente a las personas que llevaban a sus perros a pasear. Tal privilegio, empero, no fue motivo para una adopción masiva de canes.

La mayoría de quienes adoptan animales callejeros estuvieron a punto de tomar esta decisión. Es posible que la situación acelerara las cosas. No creo que haya gente que adoptaría a un perro únicamente por pasearlo en el parque, o al menos es lo que yo quisiera que no fuese así. Sea como fuere, es un hecho positivo la adopción de cada vez mayor número de animales.

En última instancia, todo depende de la responsabilidad personal y la conciencia de la gente, pues los desvelos por una mascota son iguales a los que se dan a un miembro de la familia que sólo puede contar con nosotros.

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: four-paws.bg y BGNES