En el año 1965, un profesor de biología de la ciudad meridional de Asenovgrad descubrió un esqueleto gigante en la zona de la aldea de Ézerovo. En una expedición de verano que realizaba con sus alumnos, el profesor Dimítar Kovachev dio con el dinoterio mejor conservado del mundo, cuyo gigantesco esqueleto recibe hoy a quienes visiten el Museo de Paleontología y Geología Histórica del más veterano centro universitario de Bulgaria, la Universidad San Clemente de Ojrida, en Sofía.
El templo de la memoria, que es cómo debería ser cualquier universidad, guarda testimonios de la presencia de figuras y mentes brillantes de diferentes ramas del saber. No obstante, cuesta suponer que bajo la cúpula del ala norte de la Universidad de Sofía se haya habilitado en recinto en el que el tiempo retrocede a la prehistoria.
”El Museo de Paleontología y Geología Histórica inició su andadura con una pequeña colección de muestras, recogidas básicamente por el Prof. Gueorgui Zlatarski, que fue el primer geólogo de Bulgaria −dice el Dr. Svetlozar Seferinov, paleontólogo y curador del museo− . Al comienzo, las colecciones iban siendo adquiridas en el extranjero para ofrecer así a los estudiantes la oportunidad de familiarizarse con las especies principales de la fauna. Luego, con la afirmación de nuestra carrera de Geología, se procedió a la recolección de diferentes fósiles. Casi todas las muestras guardadas en nuestro museo han sido encontradas en Bulgaria, y algunas descubiertas por primera vez en este país hasta llevan nombres búlgaros”.
Un esqueleto de cuatro metros de fauces abiertas, de colmillos y patas gigantes cuyas plantas semejan las de un ave impacta al visitante que eche un vistazo a través de la reja del museo. El dinoterio, que es el orgullo de los paleontólogos, es de la familia de los elefantes y es un ejemplar de paquidermo de unos 45 años que vivió hace 10 millones de años, a finales de la última Edad de Hielo.
“Este dinoterio es uno de los pocos descubiertos a nivel mundial en tal estado de conservación, al 90%, y esto lo convierte en excepcional −prosigue el Dr. Svetlozar Seferinov− . Su esqueleto fue descubierto por mera casualidad.Era unanimal herbívoro, pariente de los elefantes actuales y por algunas de sus características se les parece. Se ha descubierto un buen número de fragmentos de su osamenta, dientes, colmillos”.
Cuando las especies prehistóricas poblaban las que son hoy las tierras de Bulgaria, el clima era parecido al de la sabana africana. Fueron por este motivo los ancestros de los animales que en la actualidad están difundidos en el continente africano, explica el científico.
En la sección dedicada a los mamíferos se pueden ver restos del antiguo caballo hiparión (del griego, caballo pequeño), restos fosilizados de mamuts, mastodontes de los géneros Zygolophodon y Anancus, así como fragmentos de los esqueletos de rinocerontes, jirafas, jabalíes, hienas y murciélagos prehistóricos. Una de las muestras más curiosas es el esqueleto casi íntegramente conservado de un delfín, encontrado en las inmediaciones de la ciudad costera búlgara de Balchik.
Las salas de exposiciones del museo guardan más de 200.000 muestras y gracias a los científicos paleontólogos las colecciones no dejan de enriquecerse. ”Los fósiles constituyen sendas muestras de significación nacional puesto que evidencian cómo fueron la fauna y la flora en las ahora tierras de Bulgaria hace millones de años”, concluye el Dr. Svetlozar Seferinov.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos. gpff.gea.uni-sofia.bg / Museo de Paleontología y Geología Histórica
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