Una jugada inopinada del primer ministro Boyko Borisov ha imprimido una nueva orientación a los comentarios políticos en Bulgaria. En vez de presentar su dimisión exigida desde hace más de 30 días, el jefe del Gobierno ha sugerido proceder a un cambio de la Ley Fundamental de la República. Entre sus propuestas figuran multitud de postulados populares que habían formado parte de la agenda política nacional como sugerencias hechas a través de los años por diferentes políticos: reducir el número de los diputados de los 240 actuales a 120, formar un Consejo Judicial de Jueces y otro de Fiscales al abolir el Consejo Superior de la Judicatura. El borrador de la Constitución de los gobernantes del partido GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria) prevé rebajar el mandato del fiscal general de 7 a 5 años, implantar el voto mecánico en todos los colegios electorales del país con más de 300 votantes y otorgar a los electores la oportunidad de escoger cómo votar: por máquina o con papeleta. Las propuestas de cambios constitucionales ya se encuentran depositadas en la Administración de la Asamblea Nacional, y el próximo 2 de septiembre, la primera jornada de la nueva sesión parlamentaria, el borrador de Constitución debería obtener los indispensables 121 votos a favor para que se convoque un debate subsiguiente.
La idea de enmiendas a la Constitución ha desatado la violenta reacción pública de los ciudadanos en protesta, quienes las han calificado de intento desesperado de los gobernantes por ganar tiempo, mientras una serie de analistas han ido reparando en las ventajas e inconvenientes de los cambios.
La politóloga Rumyana Kolárova considera la jugada del primer ministro Boyko Borisov como fuerte, pero arriesgada. En entrevista con el diario 24 Chasa ella señala que los cambios en el sistema judicial, recogidos en el proyecto promovido por el presidente del Ejecutivo, ponen de relieve que éste pretende resolver un problema comentado desde hace años y el cual no ha dejado de generar cualesquiera formas de descontento popular desde el comienzo de la transición en Bulgaria, en 1989, hasta hoy en día. Según Rumyana Kolárova, por medio de las propuestas de enmiendas constitucionales, el Primer Ministro le sustrae la iniciativa política al jefe de Estado, Rumen Radev, y al cambiar el Código Electoral e implantar el sistema electoral mixto −elegir al 50% de los diputados en forma proporcional y el 50% restante en forma mayoritaria− rebajará el entusiasmo de sus oponentes extraparlamentarios Jristo Ivanov y Slavi Trífonov.
Según Mijaíl Mikov, ex presidente de la Asamblea Nacional y militante del opositor Partido Socialista Búlgaro (BSP), resulta ”extraño que el procedimiento tendente a un cambio en la Constitución comience cuando la actual Legislatura va tocando a su fin y cada una de las fuerzas políticas se encuentra aguardando las próximas elecciones anticipadas o regulares”. Mikov ha señalado a Radio Nacional que los intereses de la mayoría de los ciudadanos búlgaros se relacionan con los derechos sociales, la salud pública, la igualdad y la justicia. “Soy de la opinión que el objetivo es suplantar el tema de los medios de producción y la propiedad sobre ellos, tema que viene preocupando a los búlgaros en todos estos 30 años de transición, por un debate en torno a preceptos de la Constitución o sobre un proyecto nuevo de ésta”, ha dicho Mijaíl Mikov.
Dushana Zdrávkova, ex eurodiputada por el partido GERB y actualmente jueza, ha comentado a Radio Nacional que la creación de una Constitución nueva es cuestión de un arreglo de las relaciones sociales. ”Debemos comprobar si hay o no hay unas relaciones sociales nuevas”, ha señalado Zdrávkova, agregando que no se le antoja un problema el que se proceda a la creación de una nueva Ley Fundamental, pero que esto no se debería hacer en la forma que estamos viendo hoy. “Ahora es el momento para cambiar el vicioso modelo partidista en Bulgaria. Los partidos políticos y sus funcionarios se niegan a concebir que son únicamente una herramienta política para el cumplimiento de la voluntad del pueblo. Se conciben a sí mismos como distribuidores de porciones y enchufes, como dijera en cierta ocasión un líder político. Esto no hay que seguirlo tolerando más”, ha zanjado Dushana Zdrávkova. La jueza ha calificado las propuestas de enmiendas a la Constitución como goma de mascar ”ofrecida con desprecio por el nivel de inteligencia y educación de los ciudadanos búlgaros. Lo que se está observando es un robo de ideas, lo que se está escuchando ya había sido articulado a lo largo de los años”.
Compilado por Yoán Kolev
Versión en español por Mijail Mijailov
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