El ciclo festivo de Navidad y Fin de Año se inicia en Bulgaria ya el 20 de diciembre, Día de san Ignacio. A pesar de ser similares los ritos de invierno en el país, en algunas de las regiones de Bulgaria han existido, y siguen arraigadas, tradiciones que no se pueden observar en otras.
Ignazhden, Día de san Ignacio
Se conserva una costumbre curiosa sólo en unas pocas aldeas de las regiones de Ruse y Razgrad, ambas en el noreste de Bulgaria. Es la de “cuidar la masa madre”. El 19 de diciembre, en la víspera misma de Ignazhden, chicas jóvenes, mozas recién casadas y por casarse y mujeres mayores suelen amasar la masa madre, situadas de espaldas a las artesas. La masa madre, amén de ser sumamente curativa, protegía al hogar contra conjuros malignos, y las mujeres hacían uso de él para atraer a los varones.
Nochebuena
En Varna el ama de casa elabora obligatoriamente gachas con granos de la haba. En el centro de la mesa se coloca un cuenco de barro, llamado “clueca”. Se ponen en este recipiente granos de cebada, millo, frutas secas, plumas del gallinero y dos nueces para cada uno de los miembros de la familia. Todos van recogiendo con dos dedos de los platos en el cuenco y van haciendo conjuros sobre polluelos, corderos y potrancos, al tiempo que emiten sonidos con el fin de atraer a los animales enumerados.
Una vez terminados los preparativos para la Nochebuena, en la plaza pueblerina, en aldeas de la región noroccidental de Vratsa, las personas de edad más avanzada, endomingadas, solían protagonizar la danza típica búlgara joró, llamada El joró de los viejos.
Navidad
En Bulgaria se trata de la festividad de invierno más rica en cuanto a los ritos asociados. Al filo de la medianoche, en la madrugada de la festividad salen para recorrer las casas del pueblo los grupos de koledar. Los participantes, sin embargo, son distintos en las diferentes regiones del país.
En la de Vidin, en el noroeste de Bulgaria, existía el rito del Píu–Míu. En medianoche los grupos se ponen a recorrer la aldea al grito de ”píu–míu”. Entrando en las casas, van hurgando con sus cayados en el hogar y profieren bendiciones. El mayor de edad entre estos koledar arroja contra el suelo, con toda la fuerza que tiene, una calabaza previamente traída y colocada junto al hogar, y hace votos de que en verano se eclosionen tantos polluelos como semillas se esparzan de la calabaza rota.
En la aldea de Malka Vereya tras el rezo tradicional, los koledar lanzan anatemas contra las malas mujeres brujas.
En la región nororiental de Silistra se ejecutan tres ritos parecidos, uno de ellos llamado Brazaya. Participan hombres solteros que siempre van detrás del grupo de los koledar. Llevan el objeto llamado brazaya, que es un palo cubierto de una manta de profusa ornamentación, al cual se encuentra sujetada una cabeza de tablas, decorada con piel de conejo, plumas de gallo, pequeños espejitos y trocitos de vidrio.
Cada uno de estos jóvenes solteros, brazaya en mano, baila en la casa de la moza que es su tormento, y los solteros se van relevando en el uso de este palo, a medida que visitan las casas de las mozas de sus preferencias.
Año Nuevo
Los búlgaros solemos asociar la fiesta de Año Nuevo con los survakar, que inician sus recorridos ya en las primeras horas de la madrugada. Cabe señalar, sin embargo, que no son los survakar los únicos protagonistas ese día.
Hay varias aldeas en la zona suroccidental de Sámokov, conocidas por el rito de la Magdena, en el que se hacen conjuros con los anillos de las mozas de la aldea, a las que se les hacen votos de salud y un año venturoso, de bodas futuras y de predicción del lugar en que contraerá matrimonio cada una de las jóvenes.
En la aldea de Koshov, en la región de Ruse, forma parte de los ritos de invierno en el calendario la costumbre llamada Dzhamal. Se da este nombre a una estructura de madera cubierta de mantas para cubrir caballos y un hocico cuya mandíbula inferior se abre y se cierra. Las caras del grupo de varones que acompaña al Dzhamal, excepto la de quien dirige el grupo, están tapadas por calabazas cuyos mangos imitan narices prominentes. Las casas en que baile el Dzhamal serán agraciadas de cosechas copiosas y de buena ventura.
El survakane del agua es, por su parte, un rito practicado en la región de Vratsa
Antes de comenzar a practicar este rito, llamado survakane, dando leves golpecitos con ramitas de cornejo de profusa decoración en las espaldas de la gente en las casas y en los lomos de los animales en los establos, los survakar golpean con esas ramitas de cornejo la superficie del agua del río o del manantial, del pozo o de la fuente. Mientras lo están haciendo profieren las mismas bendiciones que suelen hacer en los votos de salud a los seres humanos.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, archivo
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