Cuando en la primera madrugada del año que despedimos Rositsa Ríkova vio desde su ventana en Varna el cielo bañado por los rayos del sol, en ella se gestó el deseo de recibir el sol con la cámara fotográfica en manos durante 365 madrugadas consecutivas. Así, la Muchacha de las salidas del sol, como suelen llamarla sus seguidores en las redes sociales, fotografiaba el Astro Rey ataviado de distinta manera, sea en medio de las innumerables gotas de agua esparcidas por las olas al chocar contra una roca, sea en los colores de fuego o al lado de las aguas tranquilas de un lago cerca del tallo secular de un árbol.
“Es muy difícil escoger una de todas las 365 salidas del sol, dice ella. Cada una de éstas ha sido maravillosa. He visto muchas bellezas pero las más impresionantes siempre han sido relacionadas con las personas que han estado a mi lado y juntos hemos recibido con alegría la llegada del sol naciente. Serán inolvidables las salidas del sol que recibí en el techo de la catedral Dormición de la Virgen en Varna y del balcón desde el cual se abre una vista hacia las rocas de Belogradchik. No hubiera sentido estas emociones si no hubiera emprendido este camino y me siento muy agradecida por ello".
Rositsa Ríkova nació en la ciudad de Tervel pero lleva más de 20 años viviendo en Varna, capital marítima de Bulgaria. Su actitud hacia la naturaleza la comprometió con el más extenso parque eólico de fuentes de energía renovables en Bulgaria donde trabaja como asistenta administrativa, mientras que su pasión por los viajes despertó su interés por la fotografía. Ya que su sueño era “tomar fotos como las National Geographic”, se matriculó en una escuela fotográfica para poder dar sus primeros pasos profesionales en esta esfera.
“Mi deseo es fotografiar todo lo que me conmueve, cada vista, todo lo peculiar de las nuevas culturas y poder regresar atrás en el tiempo con una sola mirada”, explica ella.
“Para mí es muy importante poder compartir, agrega Rositsa Ríkova. A causa del coronavirus y el cierre me parece que quedaron en segundo plano las bellezas de la naturaleza y todo lo lindo que nos sucede. Es emocionante compartir todo esto y ver que al otro lado alguien también se siente inspirado. De esta manera hacía sonreír a otras personas y esto daba sentido a lo que hacía”.
La Muchacha de las salidas del sol entusiasmó a muchas personas que también deseaban ser parte de esta experiencia. Gracias a los encuentros con ellos Rositsa guarda entrañables recuerdos inolvidables.
“Recibí la última salida del sol con amigos y con personas que siguen mi perfil en las redes sociales, cuenta Rositsa. La recibimos en la costa del mar en Varna. Con nosotros estaba un gaitero que comenzó a tocar cuando salió el sol. Nos acostamos en la playa y formamos un sol con nuestros cuerpos que grabamos con un dron. Me proclamaron Reina de las salidas del sol y me colocaron una corona”.
Cada salida del sol es un inicio nuevo que nos brinda la posibilidad de ser personas mejores, cree la Muchacha de las salidas del sol. Siguiendo esta filosofía Rosita Ríkova sueña con darle la bienvenida al sol en la sabana, en el desierto, en la jungla o en el Polo Norte. Y se desea a sí misma “ver la salida del sol en todos los países del mundo”, aunque le hagan falta varias vidas para lograrlo.
Recopiló Diana Tsankova (basado en una entrevista de Dimitrina Doncheva de la emisora regional en Varna)
Versión en español por Hristina Táseva
Fotos: archivo personal
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