Con motivo del 10 de marzo, día en que Bulgaria conmemora la salvación de los judíos búlgaros y venera la memoria de las víctimas del Holocausto, el presidente de la nación, Rumen Radev, ha recordado el coraje del pueblo búlgaro que superó una de las mayores pruebas históricas durante la Segunda Guerra Mundial.
“El fundamento de esta salvación fue el enorme capital moral de generaciones enteras, que fue reforzado por la conciencia vigilante de Bulgaria: la Iglesia ortodoxa, los parlamentarios, los líderes políticos y las figuras públicas, la gran mayoría de ciudadanos búlgaros de a pie”, ha manifestado el Jefe de Estado, y ha resaltado que hoy en día el ejemplo de nuestros antepasados brilla con mayor fuerza y no es casualidad que un gran número de búlgaros, dignos herederos de sus ancestros, hayan abierto su corazón a las víctimas inocentes de una guerra fratricida.
“La historia del milagro obrado por la pequeña Bulgaria en los años más oscuros para Europa debe ser contada, para que no olvidemos que con esfuerzos mancomunados podemos unirnos en torno al Bien y llevar la esperanza donde más se necesita”, ha expresado el presidente Radev.
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