¿Puede una cerveza oler a una montaña y, concretamente, a la montaña Strandzha, una de las zonas más hermosas e intactas dela naturaleza búlgara? La respuesta la ofrece Stamen Ilíev, hombre que se ha dedicado a su sueño: elaborar una cerveza artesanal de un sabor y un mensaje auténticos.
Stamen, después de graduarse por la Universidad de Tecnologías Alimentarias de Plovdiv, comenzó a dirigir una de las destilerías más importantes en Bulgaria. Elaboró su primera cerveza artesanal ya en sus años de estudios universitarios. ”Cuando comenzamos a cursar estudios en esta universidad contábamos con clases de cocción de cerveza en las horas de ejercicios. Fue así como comenzó todo, con una pequeña calderita de la que me enamoré, recuerda Stamen y agrega que ya en aquel momento decidió llegara dominar a la perfección las sutilezas de este oficio que, de un hobby y una pasión pasó a convertirse en un negocio familiar rentable.
“La primera cerveza la cocí en el establecimiento que regentaban mis padres. Hay en él una espaciosa cocina con grandes calderas, que fui usando. Y como suele ser que la buena suerte le esté ayudando al principiante, la primera cerveza que hice fue de órdago. En esa época mi papá había sembrado escaña menor (triticum monococcum). Mi idea era incorporar este cultivo a la cerveza. Lo hice y, además, agregué te de Crimea”, recuerda Stamen Ilíev.
Después de los experimentos caseros, Stamen se fue relacionando con personas que tenían más experiencia en la cocción de cerveza. ”Ya llevamos casi dos años trabajando juntos. Como tenemos una instalación no muy grande, elaboramos lotes pequeños y así tenemos siempre una cerveza fresca”, precisa Stamen. Asegura que prefiere decirles a los clientes que la cerveza se haya agotado a tener que ofrecérsela trasnochada.
Para una de sus cervezas más recientes, que es una cerveza negra, Stamen volvió a sentirse inspirado en la naturaleza del místico monte Strandzha. Se beneficia de los recursos de la montaña incorporando a su brebaje un extracto de roble de Strandzha.
"A la madera del roble primero se le seca, luego se remoja en alcohol etílico, calentado y circulando. A la postre este alcohol etílico se vuelve bastante espeso, parecido a una sustancia caramelizada. La cerveza tiene un olor muy fuerte a madera y vainilla y, si se quiera, a brandy. Es un olor muy intenso -dice Stamen- . Además, todas mis cervezas y sus envases aluden a la montaña Strandzha pues allá está nuestro establecimiento, en el que comenzó todo. Tenemos, asimismo, una cerveza dedicada a la película búlgara Señor por un día, rodada en el pueblo de Kondolovo, en Strandzha.
Las etiquetas de la cerveza artesanal de Stamen Ilíev son también muy interesantes. Están elaboradas a mano con dibujos hechos por Mónica Ilíeva, hermana de Stamen, en los que también se percibe la inspiración causada por la montaña Strandzha.
Adaptado por Veneta Nikólova a base de una entrevista de Kalina Éncheva de la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Burgás
Versión en español por Mijail Mijailov
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