Miles de refugiados ucranianos han abandonado los acogedores hoteles en la costa búlgara del mar Negro para encaminarse a sitios desconocidos para ellos. De momento en estos lugares se les ofrecen furgones idénticos, ordenados como soldados en una larga fila, o veinte camas plegables bajo la carpa de una tienda de campaña.

¿A dónde voy? ¿Qué es lo que me espera? ¿Me quedaré aquí?” Los ucranianos que huyeron de los horrores de la guerra y encontraron asilo en Bulgaria se formulan estas preguntas. Hace pocos días el Gabinete búlgaro suspendió el plan de su realojamiento y diseñó dos direcciones temporales para ellos: los centros búfer en Eljovo y Sarafovo, desde los cuales sean repartidos en instalaciones estatales en todo el país.

A pesar de que pasaron poco tiempo en los campamentos al aire libre, los refugiados se quejan de la escasez de alimentos y agua, de agua caliente y jabón y condiciones higiénicas elementales. Un estrés adicional para ellos son las altas vallas metálicas. A pesar de que algunos de ellos ya están en sus nuevos asilos, hasta el último momento no tenían bien claro hasta dónde les llevaría el autobús.

“La organización no es eficiente, dice una de las ucranianas que ya abandonaron el centro de migrantes en Eljovo. No es bueno que la gente espere tanto tiempo bajo el sol. Hicieron unas listas de los niños, los minusválidos y los jubilados y después las copiaron varias veces”.

Abandonó el centro de acogida temporal en Eljovo el primer grupo de madres con hijos, enfermos y personas que tienen problemas con la movilidad para ser instalados en un campamento en la aldea de Yastrebino que funcionaba en época del comunismo. ¿Cómo pasaron su primera noche en Eljovo las 553 personas?

“Inicialmente hubo tensión porque el aspecto del centro parece el de una prisión, con muros de hormigón y furgones instalados en una plaza hormigonada. Era una reacción normal. Las personas de los otros ocho autobuses, del total de diez, se sintieron mucho más tranquilas.

Aquí trabajan expertos y grupos móviles de muchas oenegés, representantes del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y equipos de la Cruz Roja de Bulgaria que suministran agua y alimentos para los niños como leche en polvo, y desayuno adicional para los menores”.

Julia, de la ciudad de Nikolaev, ya está alojada en la instalación de las minas Maritsa –Este. Reconoce que se sintió horrorizada al ver las condiciones en Eljovo. “Allí la sensación es la de encontrarse en un campo cercado con vallas”. Dice que está agradecida por la ayuda y su nueva casa le gusta. Según la información, se puede quedar allí hasta el mes de septiembre. Julia espera poder encontrar trabajo muy pronto.

El Prof. Ivaylo Dichev, experto en Culturología, resume así la tensión que se generó después de la intervención de la vice primera ministra Kalina Konstantinova sobre los refugiados ucranianos y el plan de trasladarlos a otros lugares.

“El Gobierno búlgaro hizo más de lo que tenía que hacer cuando instaló a los refugiados en los lujosos hoteles en la costa búlgara. Estaba claro que tendrían que abandonarlos y desde luego se sintieron decepcionados. Los extranjeros deben vivir en las grandes ciudades donde hay trabajo para que puedan integrarse en el mercado de trabajo. Una gran padre de las ucranianas son de edad laboral, sus hijos también deben llevar una vida social normal. Bulgaria debe estar preparada para el creciente número de los emigrantes que participarán en su mercado de trabajo. Todavía brilla por su ausencia una política para la integración de los refugiados”.

Recopiló Diana Tsankova

Versión al español de Hristina Táseva

Fotos: BGNES, BNR Stara Zagora