Durante las últimas semanas en el espacio público ha vuelto a cobrar vigor el tema de la entrada de Bulgaria en la Zona Euro. En sus intervenciones los gobernantes, los representantes del empresariado y los expertos incluso mencionan la fecha a partir de la cual la introducción del euro ya será un hecho, el 1 de enero de 2024. Cabe decir que al firmar el tratado de adhesión a la UE, cada estado da su consentimiento para implementar la moneda comunitaria en su territorio. En el documento, sin embargo, no hay un plazo concreto para la entrada en vigor del cambio de la moneda nacional por el euro.

Todavía es difícil pronosticar hasta qué grado es alcanzable la meta de sustituir la leva por el euro en 2024 sobre el telón de fondo de las turbulencias geopolíticas relacionadas con la guerra en Ucrania y la inflación que es cada vez más palpable en Bulgaria. Según un informe recientemente publicado por la Comisión Europea, referente a la convergencia, Bulgaria todavía no puede adherirse a la Zona del Euro. Las leyes del Banco Nacional de Bulgaria son incompatibles con la legislación de la Eurozona y la inflación en el país es demasiado alta: 14.4% sobre una base anual.

Según los requisitos, sin embargo, la inflación no debe ser superior al 1.5% del promedio de los países que tienen mejores indicadores. 

“A juicio de los expertos el déficit no debe superar el 35 del PIB. Supone riesgos adicionales la adhesión a la Eurozona cuando ésta registra una inflación ascendente y entraña riesgos de recesión. Por otro lado la vacilación está generada por el escepticismo de los ciudadanos que va creciendo con el tiempo.

“Por esto a los políticos les toca convencer a las personas de que este es el camino correcto”, comenta en una entrevista para Radio Nacional de Bulgaria la economista Daniela Bobeva y amplía su pronóstico de la adhesión de Bulgaria a la Eurozona en estos términos:

“Si seguimos gastando más de lo que podemos permitirnos es poco probable que nos ajustemos al criterio del déficit presupuestario y de la inflación. Si en la actualización del Presupuesto se planean grandes gastos, entonces difícilmente podremos alcanzar los criterios. El Banco Central Europeo augura que Bulgaria afrontará un problema con el criterio referente a la inflación. Por esto hace falta diseñar un análisis muy preciso y pensar en la política que se debe seguir”. 

El macroeconomista Grigor Sariyski se muestra crítico con respecto a la introducción del euro. Recientemente, en un programa televisivo, Sariyski señalaba que Bulgaria todavía no está preparada para un paso de esta índole tipo. A su juicio:

“El Gobierno desea que Bulgaria acceda a la Zona del Euro para eximirse de la responsabilidad de la política financiera. Después de la adhesión de Bulgaria a la UE, cada preámbulo de una nueva ley comienza con las palabras de que hace falta armonizar la legislación búlgara con la europea. Al entrar en la Zona del Euro, el país hará lo mismo con respecto a la política monetaria”.

El macroeconomista ha recordado que hace unos años en la Eurozona faltaba un mecanismo de estabilización que sirviera de chivo expiatorio para un país extranjero. Ahora este mecanismo ya existe y cada país comunitario está obligado a participar en él.

Al mismo tiempo el financiero Víctor Yotsov, uno de los partidarios de la implementación del euro, ha expresado su sorpresa por el hecho de que Bulgaria tenga que esperar 13 años para poder acceder a la así llamada “sala de espera”.

“Faltan criterios que tengamos que cumplir para poder acceder al mecanismo ERM. Por esto creo que hubo un fuerte factor político que incidió en la resolución. A pesar de esto, en los últimos 25 años Bulgaria ha renunciado a desarrollar una política monetaria activa y se atiene al Banco Central Europeo. El país soporta todos los lados negativos por carecer de una política monetaria propia. Por otro lado, Bulgaria desaprovecha las ventajas que supone la participación en una unión monetaria, como son la disminución de los gastos de transacciones, las tasas de interés más bajas, etc”. 

Versión al español de Hristina Táseva

Fotos: Pixabay, EPA/BGNES