Después de las elecciones parlamentarias que acaban de celebrarse en Bulgaria, este país vuelve a enfrentarse a una ecuación con muchas incógnitas. ¿Se formará un gobierno? ¿Será estable? ¿Podrá responder a las expectativas de los búlgaros?
Lo que sí es seguro es que debe ser formado un gobierno que sea operante. En el amplio espectro de discursos políticos, promesas electorales y advertencias, los políticos volvieron a olvidar la relación con los electores. ¿Se han olvidado acaso a preguntarles cuáles son sus expectativas en cuanto al futuro gobierno? No es de sorprender que uno de los partidos que en las elecciones anteriores apenas pasaba la barrera del 4% (Resurrección) ahora se perfila como cuarta fuerza política. ¿Por qué es así? Porque sus miembros lograron tantear el pulso de una gran parte de los búlgaros que se cansaron de gobiernos unipersonales, corrupción, restricciones por la Covid y pobreza. Sobre el telón de fondo de todo esto, se desencadenó la ira de muchas personas que una vez más castigaron a los políticos con su voto. Por esta razón los resultados de las elecciones de nuevo son desesperantes.
“La responsabilidad se diluye con la emoción y es muy difícil encontrar el equilibrio entre los dos”, ha señalado en una entrevista para Radio Nacional de Bulgaria el Prof. Ivaylo Znepolski, filósofo, especialista en cultura y arte, profesor universitario y ex ministro de Cultura.
“La sociedad esperaba un cambio en la cultura política, ha señalado el profesor. Esperaba que se establecieran unas relaciones más civilizadas, que se ponga fin a la personalización y a las ofendas. Esto no sucedió porque la mitad de los partidos son de reciente creación y su tarea principal es trabajar por un tipo de identidad. Lo hacen al condenar y poner líneas divisorias.
Esto va acompañado por la falta de experiencia en el gobierno y desconocimiento de las necesidades que tienen los ciudadanos en el país. Este es un gran obstáculo. Los partidos que luchan por un tipo de identidad con más frecuencia levantan pancartas mesiánicas del tipo “somos los buenos, derrotemos al mal”. La cronología nos muestra que periódicamente aparecen formaciones de este tipo. Esto es lo que impide la formación de un auténtico espacio político”.
La gran pregunta es si después de estas elecciones los políticos se han dado cuenta de que los electores búlgaros desean una unificación en aras de Bulgaria que necesita un gobierno estable. Ahora, en las condiciones de una crisis política mundial económica y política, no es el momento de contiendas políticas y “líneas rojas” que algunos partidos siguen trazando.
A pesar de que sea formado un gobierno la mayoría de los analistas son moderados en sus pronósticos. “Espero un gabinete regular, pero no puedo prometer que éste podrá cumplir un mandato entero”, ha señalado el Prof. Ognyán Guerdzhíkov, en el programa post electoral de la cadena bTV. “Lamentablemente es muy probable que con la llegada de la primavera comiencen a prepararse las nuevas elecciones”. La causa es más que transparente:
“En Bulgaria lo que prima es el egoísmo político que se impone a los intereses nacionales y el deseo de cada partido de dominar hará que la coalición se tambalee, ha subrayado Guerdzhíkov. Los electores desean un gobierno estable pero estos partidos difícilmente podrán trabajar juntos por un largo periodo de tiempo. Esto abre un gran abismo entre electores y elegidos”.
En lo que se refiere al GERB, la primera fuerza política en estas elecciones, el Prof. Guerdzhíkov ha expresado la esperanza de que su líder, Boyko Borisov, proceda con un “sentido político extraordinario” y diga: “Todos debemos trabajar a favor de Bulgaria, elegiremos a un primer ministro neutro”. Esta será su tesis y será un buen inicio”, ha comentado el Prof. Ognyán Guerdzhíkov.
Versión al español de Hristina Táseva
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