El quinto gabinete interino designado por el presidente Rumen Radev ha comenzado su labor. El gabinete fue elegido después de los intentos fracasados de la 48ª Asamblea Nacional de elegir un Gobierno del país.

Ante el umbral de las quintas elecciones parlamentarias en los últimos dos años, en las cuales los búlgaros deben decidir a quién encomendar el gobierno del país, la agencia sociológica Exacta ha publicado una encuesta sobre la confianza de los electores en los líderes de los grupos políticos de representación parlamentaria. El estudio muestra que al 4 de febrero la desaprobación supera considerablemente la aprobación respecto a los partidos políticos.

El porcentaje varía de 46 a 72% entre los 1050 encuestados de 70 pueblos en Bulgaria. Desconfianza, cansancio e ira, es lo que se ve de las respuestas de ciudadanos encuestados por Radio Nacional que expresan las emociones que sienten al despedir a la 48ª Asamblea Nacional:

“La despido con alivio porque los diputados no cumplieron nada, pelearon y causaron una profunda depresión entre el pueblo. Estoy decepcionada porque de nuevo debemos acudir a las urnas y tal vez éstas no serán las últimas elecciones”.

En lo que se refiere a las modificaciones en el Código Electoral hechas por cada una de las composiciones de la Asamblea Nacional y la imposibilidad de formar un gobierno operante, la opinión pública es categórica:

“Lo hacen porque no están contentos de sus resultados. Después comienzan los escándalos entre los partidos y esto no les permite unirse para trabajar sobre las prioridades del país”. 

A pesar de las resoluciones que tomó en el ámbito de la política exterior, la Asamblea Nacional queda en la historia con la resolución de restaurar la papeleta de votación y las nuevas enmiendas al Código Electoral, opina el politólogo Ivo Indzhov: 

“Las enmiendas probablemente provocarán un leve aumento de los votos del GERB y del Movimiento por Derechos y Libertades. Tal vez crecerá el resultado del Partido Socialista Búlgaro. Aumentará el número de las papeletas nulas, así como los errores al registrar el voto de los ciudadanos. Esto no permitirá a ninguna de las fuerzas políticas a dominar en la nueva composición de la Asamblea Nacional. El vencedor necesitará de un propio socio de coalición”, está convencido el politólogo. 

En lo que se refiere a las negociaciones preelectorales que mantienen los partidos de la izquierda y de la derecha, Indzhov señala categórico:

“Los intentos de unión en la izquierda terminarán sin éxito porque la vida política de estos pequeños partidos y movimientos se ha congelado hace tiempo y éstas no ofrecen claras alternativas políticas. En estos momentos el Partido Socialista Búlgaro permanece la principal fuerza en este círculo político, independientemente de lo que se entiende en Bulgaria bajo la noción de “partidos de la izquierda”. La posible coalición entre Continuamos con el cambio y Bulgaria Democrática tiene el potencial de convertirlos en primera fuerza política después de las elecciones si logran evitar las disputas en cuanto a sus candidatos en las respectivas regiones”. 

La guerra en Ucrania y las contradicciones en las relaciones entre Bulgaria y Macedonia del Norte no deben ser infravaloradas como un factor que puede incidir en las elecciones electorales. La recolección de firmas sobre el tema de la “república presidencial” y “conservación de la leva en Bulgaria” también tienen el potencial de aumentar el resultado de los partidos que los organizan.

“El tipo de votación radical o populista puede contar con un resultado más considerable en estas elecciones, explica Parván Simeonov. Si existe una amenaza radical los partidos de primera línea pueden proceder con mayor sabiduría.  Si la guerra escala es posible que los políticos prefieran que el país sea gobernado de manera más estable. Si hay un tipo de amenaza, ésta puede traer más sobriedad y sabiduría”.

Es absolutamente posible que después de las elecciones del 2 de abril, cuya organización costará al Estado más de 43 millones de euros, no se encuentre una salida del laberinto político. Está por ver si todo depende de la participación electoral y de la voluntad de los ciudadanos búlgaros de superar la ira y la desconfianza respecto a los políticos al ejercer su derecho a voto.

Versión al español de Hristina Táseva