Bulgaria, a la par con otros 4 países europeos (Polonia, Hungría, Rumanía y Eslovaquia), insiste en que se alargue hasta finales del año la prohibición de importar productos ucranianos. Los cinco países insisten en que haya algo de margen en lista de productos de importación limitada, poniendo Bulgaria el foco en tres productos principales: el girasol, el aceite sin refinar y la leche en polvo.
Según los datos de Eurostat, Bulgaria es líder en producción de semillas de girasol dentro de los límites de la Unión Europea, con 2.117 millones de toneladas de esta materia prima producidas en 2022 - lo cual equivale al 23% de toda la producción de la UE. Los otros dos países miembros que compiten por el liderazgo de producción, son Rumanía y Francia. Aun así, la Asociación de los productores de aceites vegetales y productos oleosos en Bulgaria, dieron la voz de alarma ante la necesidad de adoptar medidas urgentes para proporcionar el acceso de la industria procesadora de aceites a la materia prima – cuestión directamente relacionada con el cese de la prohibición de importación de grano. En una carta al Primer ministro de Bulgaria, desde la Asociación insisten en que Bulgaria “está sufriendo y seguirá sufriendo de una escasez sistémica de materias primas oleosas de producción propia, a causa del constante incremento de las capacidades de procesamiento que se observan en el país (actualmente, 3,5 millones de toneladas anuales para la extracción de producto y 1 millón de toneladas para la producción de semillas de girasol peladas)”. Según sus palabras, se está especulando mediante la retención de cantidades de girasol, por parte de los productores búlgaros, lo que se expresa en una frenada en el flujo de producción en toda la industria procesadora, a causa de la falta de materia prima.
“Los agricultores búlgaros se encuentran fuertemente presionados por una larga lista de desafíos”, responde por su parte el presidente de la Asociación nacional de productores de grano, Iliya Prodanov. Él considera que los motivos de la reducción en la producción son, por un lado, el alto precio de coste producción y los bajos precios de compra, y, por otro, el empeoramiento de las condiciones climáticas. Por eso está convencido de que “es inaceptable la opción de abolir la prohibición de la importación de grano desde Ucrania para las cuatro materias primas en cuestión - el trigo, el maíz, el girasol y la canola”.
La tensión entre la industria productora y la de procesado de girasol, comenzó el año pasado cuando la exportación del grano ucraniano comenzó a socavar los precios de los productos locales. El resultado fueron 600.000 toneladas de girasol búlgaro de la cosecha del año anterior, que siguen en almacén, y sin comercializar - pese al permiso recibido desde Bruselas para prohibir la importación de girasol de Ucrania hasta el 15 de septiembre de este año. Quienes más perjudicados salieron de esta prohibición, fueron las procesadoras de girasol que se vieron obligadas a cesar sus actividades por falta de existencias de materia prima. El presidente de la Asociación de los productores de aceites vegetales y productos oleosos, Yani Yanev, comenta que se trata de un problema de otra índole:
“Tenemos suficientes existencias de girasol. El problema en estos momentos son los precios bajos del mercado - inferiores al precio de coste de producción del girasol cosechado. Esta es la información que nos llega por parte de los agricultores. Ellos aguardan a obtener un mejor precio - y están en su derecho de hacerlo.”
Según Yanev, para que este sector sobreviva, será necesario que se tenga en cuenta lo que está ocurriendo en el resto del mundo:
“Los precios de los mercados exteriores influyen mucho sobre los precios del girasol y del aceite de girasol en Bulgaria. De las alrededor de 2 millones de toneladas de girasol producido en territorio búlgaro, el consumo interno ronda las 250.000 toneladas, mientras que el resto, todo, acaba exportado.”
En lo que al origen del girasol se refiere, y a los precios a los que podría ser procesado, Yanev responde rotundamente:
“Nosotros contamos principalmente con el girasol búlgaro y los precios que ofrecemos, son los que nos permiten procesar y exportar los productos. Ahora mismo, los precios que se ofrecen en el mercado búlgaro son del rango de unas 770 BGN por tonelada, aproximadamente (unos 385 €). Estas cosas son muy dinámicas.”
“Debemos adaptarnos al mercado”, afirma también sin dudarlo el productor de grano Ánguel Vukodinov, que además nos ha puesto la atención en el aspecto más general del sector del procesado de productos oleosos:
“Este es un sector monopolizado y las grandes estructuras están intentando dirigir el mercado, que está formado por unas pocas empresas de procesado que tienen ventas enormes”, indicó Vukodinov, y añadió: “He comprobado el valor de las ventas de un par de ellas, que ocupan unos de los primeros lugares en la lista – y, en los 4 últimos años, estas han pasado: la primera, de los 500 millones a los 1 500 millones de levas, y la segunda - de los 300 millones, a más de 600 millones de levas de beneficio. Es decir, que su beneficio obtenido es mayor que la cantidad producida de girasol.”
Vukodinov espera que la prohibición de importar grano de Ucrania se mantenga pasado el 15 de septiembre ya que, si llegaran a entrar 200, 300 ó 500 toneladas más de grano ucraniano (trigo, maíz, canola y girasol), el mercado - que por el momento está estable - se desplomaría un 30-40%.
Autor: Yoan Kolev (con entrevistas de Veselina Milanova, de BNR Horizont)
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BTA, BGNES
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