El desarrollo del turismo en Bulgaria ha llevado a muchos búlgaros y extranjeros a buscar lugares más tranquilos y apartados para escapar de las ciudades abarrotadas y de algunos destinos turísticos. Strandzha, que aún conserva su reputación como una de las montañas búlgaras más inexploradas, presenta numerosos desafíos para aquellos con espíritu aventurero, y se encuentra a tan solo 20 kilómetros de la ciudad de Burgás.
En Strandzha se conserva una de las costumbres más famosas: el nestinarstvo (baile sobre brasas con los pies descalzos), característico de algunos de sus pueblos. El folclore es especial para los lugareños, ya que "les proporciona algunos de los dones más generosos: fuerza, salud, amor y consuelo", como afirma la cantante folclórica Zlatka Stavreva en una entrevista para Radio Bulgaria.
Y mientras que los amantes del arte folclórico la conocen como "la golondrina blanca de Strandzha", la montaña mantiene vivo el recuerdo de otra cantante legendaria: la inolvidable Magda Pushkarova, quien ha sido fuente de inspiración y un ejemplo para los intérpretes actuales del folclore de Strandzha.
Nacida hace 103 años en Malko Tarnovo, en una familia de refugiados de la Tracia de Adrianópolis, Magda Pushkarova aprendió muchas canciones sobre los héroes de Strandzha: Petko e Indzhe Voyvoda, así como sobre los nestinari. En 1951, fue una de las primeras cantantes en ser invitadas al Conjunto Nacional de Canciones y Danzas Folclóricas, siendo personalmente seleccionada por su fundador, Philip Kutev. Además, grabó más de 100 canciones de Strandzha para la Radio Nacional de Bulgaria, y durante su vida, lanzó siete discos de larga duración con sus canciones. Magda Pushkarova también ofreció numerosos conciertos en toda Bulgaria. Antes de abandonar este mundo en 2006, la cantante vivió en su casa natal en Malko Tarnovo, la cual después de su fallecimiento se transformó en el Museo de la Canción de Strandzha.
Versión al español de Borislav Todorov
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