Elegir el coche adecuado tras leer una descripción y comparar datos específicos, forma parte de la alfabetización funcional de una persona. Son precisamente este tipo de habilidades las que mide la evaluación internacional de estudiantes PISA. Los datos de 2022 muestran unos resultados lamentables para los estudiantes búlgaros y revelan los problemas sistémicos que existen en el sistema educativo de Bulgaria. El 54% de los jóvenes búlgaros de 15 años está por debajo del mínimo crítico de conocimientos y habilidades en matemáticas, el 53% carece de habilidades básicas de lectura y el 48% tiene un grave déficit en ciencias naturales. Los alumnos búlgaros no solo obtuvieron una puntuación inferior a la media de los 80 países participantes, sino también a la propia puntuación búlgara de la prueba anterior realizada en 2018. El descenso del rendimiento de los alumnos de noveno curso continúa desde 2015. El ministro de Educación, Galin Tsokov, anunció que serán introducidas pruebas de evaluación de nivel para los alumnos búlgaros de 8º y 9º curso - exámenes tipo test relacionados con tareas prácticas basadas en los tests PISA. Pero es poco probable que esto sea suficiente para mejorar la capacidad de los niños de poner en práctica sus conocimientos en situaciones reales de la vida.
Las reformas no se están llevando a cabo como deberían: es muy frecuente ver cambios que se implementan a modo de “parches” sin ninguna visión de conjunto, explicó ante BNR Guergana Efremova, del programa "Juntos en clase", sobre el tema de los bajos resultados de los estudiantes búlgaros.
"Tal vez PISA sea una prueba algo diferente a las pruebas de evaluación que realizan los alumnos en los colegios - esto es algo que ocurre de manera generalizada. Al mismo tiempo, si nos fijamos en los resultados de las evaluaciones que nuestro propio sistema genera y administra - las evaluaciones externas nacionales de 7º y 10º grado, o los exámenes estatales de acceso a la universidad después del 12º grado - vemos que los resultados allí tampoco mejoran. El sistema no lo está haciendo bien incluso dentro de sus propias exigencias".
Danail Raykov, profesor de matemáticas de la Escuela Primaria Nº 75 de Sofía, añade:
"Una vez más, vemos cómo nuestro sistema educativo se limita a adaptarse en función a que los alumnos obtengan mejores resultados en estas pruebas concretas. Sería mejor centrar nuestra atención en los planes de estudios que actualmente no vinculan en modo alguno la materia de estudio con su aplicación práctica, porque es ahí donde residen los motivos de estas diferencias en la evaluación. Porque, si analizamos el plan de estudios de cada nivel, lo que encontramos allí son básicamente conceptos como “saber”, “memorizar”, “reproducir títulos de obras”, etc., algo que de ninguna manera ayuda a desarrollar las habilidades del siglo XXI, como por ejemplo el pensamiento crítico o la capacidad de análisis."
“Los niños búlgaros no son menos inteligentes que los de Polonia o Estonia, solo que nuestro sistema educativo los incapacita de tal manera que más tarde acaban tomando decisiones poco inteligentes”, dice convencido Dobromir Ivanov, director ejecutivo de la Asociación de Empresarios Búlgaros BESCO, que reúne a más de 500 empresas de 70 sectores diferentes. “Nosotros aplicamos en nuestras vidas la lógica que aprendimos en la escuela pero cuando esto no se fomenta y, sin embargo, se estimula a los niños a que simplemente memoricen datos como cuántos kilómetros tiene la frontera búlgara o qué tipos de suelo hay en África, es es lo incapacita a los niños. Y al final, un niño con potencial se acaba convirtiendo en una persona que no tiene ni idea de cómo desenvolverse en la vida. Esto afecta mucho también a las empresas, ya que más tarde toca crear academias propias e invertir para enseñar a las personas cosas que deberían haber aprendido en la escuela hace mucho tiempo".
Dobromir Ivanov declaró a BNR que 25 organizaciones que representan a las empresas en Bulgaria se manifestarán pidiendo cambios decisivos en el sistema educativo, el cual debería ser una prioridad absoluta para el Gobierno, así como lo son Schengen o la eurozona. Según sus palabras, el estudio PISA es una buena muestra de la realidad y un buen bofetón, al demostrar que en Bulgaria existe un enorme y fundamental problema, y que es preciso actuar con decisión:
"Creemos que en los próximos 3 a 12 meses pueden aplicarse casi todas las reformas en la educación, y no deberíamos hablar sólo de la palabra 'reformas', que ya se ha desgastado un poco en nuestra sociedad. Lo importante es qué es exactamente lo que hay que cambiar. Lo que mide PISA es una cuestión de importancia porque, efectivamente, no se trata de sustituir unas pruebas por otras para mejorar nuestra clasificación... Eso tampoco sería factible ya que para mejorar nuestros resultados, debemos primero cambiar fundamentalmente aquello que realmente queremos que aprendan los niños... Aquí hay cuatro componentes importantes: cómo se elige a los profesores, cómo se les prepara, cómo se les apoya y luego, cuál es el contenido de sus enseñanzas. En Bulgaria tenemos problemas fundamentales en los cuatro criterios. Crear un estándar de calidad en la educación es extremadamente importante. Lo bueno es que en estos momentos, hay consenso sobre estos problemas y sobre sus soluciones, tanto en el Ministerio de Educación como en la Comisión de Educación del Parlamento - y ya se está trabajando en ello".
La necesidad de una reforma completa y no fragmentada, también es evidente para el profesor Danail Raykov aunque con un cierto escepticismo acerca de la voluntad política en Bulgaria:
"Desgraciadamente, la situación y la agitación políticas que vivimos ahora mismo, son una muestra de que no hay voluntad real para una reforma de este tipo. Los resultados no serán diferentes dentro de tres años, puesto que cambiar un estudio como éste requiere mucho más tiempo. Tenemos datos de otros países que han tardado entre 6 y 9 años en mejorar sus resultados en este estudio. Es un trabajo muy poco agradecido que sin embargo hay que hacer, y ya es hora de que la responsabilidad la asuma todo el mundo, tanto a nivel político como local. Incluidos los profesores, porque todos estamos en deuda con estos niños y no tenemos derecho a seguir impidiendo su desarrollo, a paralizarles con métodos anclados en el siglo pasado, en un mundo que se está desarrollando de forma tan dinámica. No podemos esperar resultados y cambios a un nivel global, con realizar tan sólo unos pocos cambios cada vez".
Autor: Elena Karkalanova, con la entrevista de Veneta Gacrilova de BNR "Hristo Botev" y Tanya Milusheva de BNR "Horizont"
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BGNES, zaednovchas.bg
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