La localidad "Gradishteto", en los Ródopes occidentales, está sembrada de siluetas rocosas de personas y animales modeladas por la mano del hombre hace casi 7 000 años. Hoy en día, estas misteriosas esculturas son accesibles gracias a una ruta turística, y el lugar se conoce como Parque Histórico Paisajístico de Gradishteto. Mientras avanzamos por el sendero con hermosas vistas de los montes Ródope y los opuestos montes de Pirin, escondidos entre las cumbres rocosas, nos "persiguen" tortugas, pájaros, peces, rostros humanos y criaturas míticas que crean extrañas imágenes en la mente. Según los investigadores, se trata de un santuario muy antiguo que se extiende por una superficie de 500 decáreas.
Lo más impresionante es la llamada "Cabeza", un rostro de piedra gigante, claramente perfilado, mirando hacia la eternidad. El contorno es preciso y está claro que ha habido intervención humana. Según el profesor Vasil Markov, director del Centro de Culturas Antiguas de la Universidad del Suroeste, se trata de la imagen simbólica del dios tracio Sabazius. En la parte superior de la "Cabeza", los arqueólogos encontraron restos de un fogón de culto donde los tracios realizaban sus rituales.
"En el territorio de Gradishteto hay otros dos grandes rostros humanos. No podemos datarlos con exactitud porque no se encuentran en una capa cultural, pero probablemente sean del Calcolítico Tardío (4800 - 4000 a.C.)", afirma el profesor Vasil Markov y añade:
"La mayoría de las siluetas e imágenes que encontramos son de tortugas. A finales de la era prehistórica, la tortuga era el símbolo de la Gran Diosa Madre, y más concretamente, era su imagen zoomorfa. En el santuario también hay un monumental trono tallado en la roca, así como un mapa estelar compuesto de pequeños "cuencos" tallados en la roca, que llamamos altares. Son testimonios de los conocimientos astronómicos de los tracios, que observaban el cielo desde el espacio sagrado del santuario".
A los 5,21 minutos del reportaje de vídeo les llevamos al santuario "Gradishte", situado a 8 km del pueblo etnográfico de Dolen
En la Antigüedad, los tracios eran conocidos sobre todo por ser capaces de hacer un Dios inmortal a partir de un hombre mortal, afirma el Prof. Markov. Según él, el santuario servía precisamente para la "inmortalización". Prueba de ello son las grietas que hay en sus terrenos y que aún utilizan los cristianos y musulmanes que viven en los pueblos cercanos. Todo el ritual va acompañado de ritos complicados, supuestamente heredados de los tracios.
La prueba de las grietas, remedio popular para la curación y la concepción
"Mediante el paso ritual por la grieta de la roca, el participante en el culto abandona su antiguo yo mortal y, emergiendo "al otro lado de este mundo" o en el arco de la roca, adquiere una nueva esencia como personaje mitológico inmortal. Esto se conserva ahora en el rito popular de la prueba. El enfermo se pone una prenda vieja sobre otra nueva, y después de pasar por la grieta de la piedra, abandona su prenda vieja colgándola en la roca, es decir, se convierte en "un nuevo hombre sano", dice el prof. Markov. Se supone que el santuario se utilizó más intensamente con fines religiosos en el periodo de los siglos III-II a.C., y que las últimas huellas de presencia humana en Gradisteto datan de la época romana (siglos III-IV d.C.)."
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Fotos y video: Veneta Nikolova
Versión al español y publicación por Borislav Todorov
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