Dime qué tienes en la mesa para decirte qué compras. La verdad es que el buen comer siempre ha sido un elemento muy importante tanto de la vida cotidiana de los búlgaros como de sus fiestas. La Pascua de Resurrección no es una excepción. Este año la gran fiesta cristiana cae en vísperas de la tan amada en Bulgaria fiesta de san Jorge que se celebra el 6 de mayo y también va acompañada por determinadas costumbres culinarias.
“Tradicionalmente en la mesa pascual está presente el kozunak, el cordero y la ensalada de verduras, los tomates, los pepinos y desde luego los huevos decorados. No haremos un compromiso y compraremos todo lo necesario, pero nos privaremos de otras cosas. No puede ser de otra manera, todo es caro. Teniendo en cuenta nuestros ingresos nos resulta caro”, dice para Radio Bulgaria Denitsa que ya ha hecho una lista de los productos necesarios para la mesa de su familia para el 5 de mayo.
Veamos cuánto costará la mesa festiva en 2024.
Vladimir Ivanov, presidente de la Comisión Estatal de Bolsas de Comercio y Mercados, asevera que los precios se han tranquilizado y que hay un equilibrio en el mercado, agregando que tal vez los búlgaros observarán los mismos niveles de los precios de los productos para la mesa festiva como los del año pasado. En sus palabras, en la primera mitad de abril, los precios de los principales productos, incluidas las frutas y las hortalizas son más baratos en comparación con el mismo periodo del año pasado.
“En general, si compramos una unidad de todos los productos que necesitamos, la canasta de consumo costará unos 54 euros. A modo de comparación, el año pasado era de 56. La disminución es mínima, de un 2 %, pero lo importante es que tenemos un equilibrio estable y sostenible de la interacción y no hay una tendencia que muestre que veremos unos cambios bruscos”, ha explicado Vladimir Ivanov. Ha agregado que el precio de la ensalada sitúa por debajo de un 16% de los niveles del año pasado, el aceite, de un 20%, los huevos de un 5%. Los productos lácteos conservan casi los mismos niveles.
¿Qué es lo que vemos en el mercado?
El precio de un kilo de tomates en Sofía, al 15 de abril, parte de 1.54 y llega a 4.10 euros, los pepinos se venden de 1.28 a 2.51 euros, una ensalada verde de 0.61 a 0.91 euros, las rebanadas de 0.77 a 1.38 euros, la cebolla verde de producción biológica se vende de 0.67 a 1.48 euros.
Es distinta la situación en otras regiones de Bulgaria.
“Las hortalizas búlgaras son mucho más caras que las extranjeras. Los tomates búlgaros se venden de 2.97 euros por un kilo y alcanzan 3.33 euros. Los extranjeros, de Turquía, Grecia cuestan unos 1.50 euros. Los pepinos búlgaros se venden a 2.82 euros. En las grandes cadenas salen más baratos. A veces está indicado que los pepinos son búlgaros, pero no son de la producción nacional”, dice una dama de la ciudad de Dupnitsa.
“Los pimientos morrones y los dulces se venden a 3.70 euros y a 3. 58 euros, respectivamente. Esto no es normal, hay carne de cerdo que cuesta 3.50 euros y esperan que alguien compre los pimientos por la misma suma. El día de la Pascua de Resurrección comeremos cordero, no comeremos legumbres”, dice un hombre indignado de Kiustendil.
“No hay un precio justo. Éste se forma sobre la base de la oferta y la demanda”, explica el presidente de la Comisión Estatal de Bolsas de Mercado Vladimir Ivanov y recomienda a las personas que no hagan la compra de manera descabellada, sino que se informen para que eviten las malas prácticas comerciales.
A pesar de que en la Bolsa se registra un descenso mínimo de los precios con respecto a los del año pasado, los búlgaros no lo sienten en su bolsillo, todo lo contrario: con la aproximación de las fiestas los precios muchas veces comienzan a crecer.
“Igual que cada año se siente un aumento de los precios sobre todo de los productos de producción casera, más concretamente los tomates que se consumen frecuentemente”, dice Martin de Sofía. Sin duda la calidad define el precio y los productos búlgaros han dado prueba de su alto nivel, pero su precio supera dos veces el de los productos extranjeros. A decir verdad, estoy escéptico en lo que se refiere a las etiquetas de origen de los productos en las grandes cadenas y me resulta difícil comprobar si son de Bulgaria de verdad o son extranjeros, pero tengo la impresión de que la calidad es inferior en comparación con las pequeñas tiendas”.
Si este año pintaremos huevos polacos en vez de los búlgaros como el año pasado, depende de nosotros. Vladimir Ivanov ha instado que en Pascua de Resurrección compremos productos búlgaros para apoyar a los productores nacionales.
Fotos: BTA, BGNES, Emil Nikolov-BNR, Vanya Slavova-BNR
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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