Hace 90 años, el 19 de mayo de 1934, el Movimiento Zveno y la Unión Militar en Bulgaria llevaron a cabo un golpe de Estado sin derramamiento de sangre. En aras de la modernización del país, que denominaron “renovación”, ellos revocar la Constitución de Tarnovo, prohibieron los partidos y la organización revolucionaría macedonia VMRO. La fecha está en el medio del golpe de estado del 9 de junio de 1923 y el que lo siguió con la intervención militar rusa del 9 de septiembre de 1944. Destacan como líderes el coronel Damyan Velchev, el teniente coronel de reserva Kimon Gueorguiev y el creador de Zveno Dimo Kazasov. El Prof. Daniel Vechkov, director del Instituto de Estudios Históricos, adjunto a la Academia de Ciencias de Bulgaria, explica para Radio Bulgaria que la usurpación forzosa del poder fue motivada por factores objetivos y subjetivos.
“Entre las causas objetivas está el hecho de que en el periodo después de la Primera Guerra Mundial la omnipresente crisis, tanto política como moral y en determinados periodos económica, creó condiciones que propiciaron la búsqueda de soluciones mediante golpes de Estado, en vez de la vía democrática. El factor subjetivo es que se trata de personas a las cuales, sobre todo Damyan Velchev, y en cierto sentido Kimon Gueorguiev, no les gustaba la democracia”.
El profesor cuenta que es visible el lazo entre los autores del golpe de Estado de 1934 con la Yugoslavia real.
“Era financiera y en cierto sentido ideológica. Las personas que participaron en el golpe de Estado evidentemente pensaban que Bulgaria debía buscar una aproximación con Yugoslavia. Sobre todo, en los medios antimonárquicos se afirmaba que debía realizar un proyecto que convirtiera a Bulgaria en parte de Yugoslavia. Los autores de estos proyectos en el periodo entre las guerras eran propensos a sacrificar la monarquía búlgara. Se sacrificó en cierto sentido la idea de la soberanía en general, ya que era claro que la inclusión de Bulgaria en un proyecto yugoslavo supondría el dominio de Yugoslavia sobre Bulgaria”.
El historiador no acepta las especulaciones de que si no hubiera habido un golpe de Estado, a causa de la actividad de VMRO, Bulgaria estaba amenazada por una ocupación del Pacto Balcánico. Duda asimismo de los recuerdos de algunos de los participantes en los sucesos de que estaban listos para asesinar al zar Boris III si se oponía al cambio. El historiador comenta por qué en los años entre las dos guerras en el círculo Zveno había eminentes artistas búlgaros tentados por la política.
“Laminablemente se trata del típico uso de los intelectuales en la política, sobre todo si estas personas no estaban lo suficientemente cautelosas de que sus ideas y búsquedas serían utilizados por políticos mal intencionados. Después de la Primera Guerra Mundial el mundo buscaba una gran solución de sus problemas. La democracia clásica fue puesta en tela de juicio por no haber podido prevenir la gran catástrofe causada por la Primera Guerra Mundial. Muchos intelectuales buscaban soluciones en los nuevos movimientos políticos radicales que hoy la historia condena categóricamente como antihumanos, me refiero al fascismo, al comunismo y al nacionalsocialismo. Están relacionados con estos movimientos muchos intelectuales de gran renombre. En 1934 cuando se produjo el golpe de Estado existía la sensación de que los regímenes autoritarios habían logrado gestionar la crisis económica mejor en comparación con las democracias liberales”.
Los golpistas aprovecharon la gran decepción y la baja moral política en el Gobierno de la coalición del Bloque Popular, compuesta por cinco partidos. Prometieron una “renovación” social y estatal. Los golpistas perdieron el apoyo de la sociedad con rapidez. Al final, sin ningunas turbulencias, utilizando solamente las controversias internas entre ellos, el zar Boris III logró eliminarlos del poder sin derramamientos de sangre.
“El golpe de Estado vino con la idea de realizar una transformación íntegra de la sociedad en dirección a la modernización y al mismo tiempo con la idea de un buen nacionalismo. Retomaron las ideas a la época del Renacimiento Búlgaro (s. XIX) como una época de valores y unidad de la nación búlgara. La renovación sufrió los problemas de este régimen. Un régimen que demostró que hace falta tener un lazo con la sociedad, algo que no estaba presente. Todo se desarrollaba de una manera aislada a pesar de que en la renovación participaron personalidades de la vida cultural de gran autoridad. En general el régimen comenzó convertirse en una burocracia. Comenzó a trabajar por sí mismo, sin el apoyo de la sociedad que es tan necesaria para llevar a cabo una política de esta índole”.
*El Pacto Balcánico firmado el 9 de febrero de 1934 por Turquía, Grecia, Rumanía y Yugoslava contra la política de Bulgaria de buscar una revisión pacífica de las fronteras establecidas después de la Segunda Guerra Mundial.
Fotos: Ivo Ivanov, Agencia Estatal Archivos
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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