El periodo comprendido entre junio, julio y agosto de 1888 fue, quizás, el más agitado en la historia ferroviaria de Bulgaria tras su liberación del yugo otomano en 1878. El 23 de junio de 1888 se entregó para su explotación interna la línea ferroviaria Tsaribrod–Sofía–Vakarel.
El 3 de julio, por orden del primer ministro Stefan Stambolov, los funcionarios otomanos que operaban el tramo Belovo–Vakarel fueron destituidos por la fuerza, y la gestión de esta línea pasó a manos del Estado búlgaro y de personal búlgaro.El 10 de agosto, la primera línea ferroviaria de nuestras tierras Ruse–Varna también fue asumida por la administración del Estado búlgaro.
Así, a finales de 1888, con una longitud total de explotación de apenas 384 km entre las líneas Ruse–Varna y Belovo–Tsaribrod, se fundaron los Ferrocarriles Estatales Búlgaros. Desde entonces, el sistema ferroviario búlgaro se ha consolidado como uno de los símbolos del Estado y de su soberanía.
Pero el acontecimiento más significativo de aquel año tuvo lugar el 1 de agosto: por primera vez, un tren internacional –el Orient Express– cruzó la línea Belovo–Tsaribrod. Fue recibido con gran solemnidad en todas las estaciones importantes, y especialmente en la Estación Central de Ferrocarril de Sofía, que fue inaugurada oficialmente ese mismo día. Se convirtió en la más impresionante no solo de Bulgaria, sino de toda la región de los Balcanes.
"Esta ha formado parte del proyecto ferroviario más significativo y ambicioso que ha realizado el joven Estado búlgaro: la línea Tsaribrod–Sofía–Vakarel (Vakarel era una estación fronteriza cuando Bulgaria estaba dividida entre el Principado de Bulgaria y Rumelia Oriental)", explica Iván Goguev, consultor de la Compañía Nacional de Infraestructuras Ferroviarias.
"Tanto en el interior como en el exterior se utilizaron motivos renacentistas italianos. La estación era una instalación impresionante. Durante décadas después de su inauguración siguió siendo un centro de atracción, una puerta abierta de par en par tanto a Sofía como a Bulgaria, por la que entraban realezas coronadas, celebridades –nacionales y extranjeras–, deportistas famosos.
La gente corriente solía acudir a la estación en sus días libres para admirar esta obra maestra de la arquitectura. Compraban un billete de andén (el acceso a la estación no era gratuito entonces) y contemplaban la ornamentación, los andenes, la multitud, el colorido que reinaba allí, las potentes locomotoras de vapor, rápidas y elegantes, los trenes de pasajeros... y muchas de estas personas vivían con el sueño de algún día subir a la comodidad de esos vagones y viajar, algo que entonces parecía inalcanzable."
Hoy en día, todo aquel que visite la Estación Central de Sofía puede sumergirse en la grandeza del pasado subiendo a la segunda planta del edificio, donde se encuentra la imponente instalación artística Ruedas del tiempo, obra del profesor Boyan Dobrev, docente de composición en la Academia Nacional de las Artes.
"El panel es una solución sumamente interesante y original —explica nuestro interlocutor—. Desde lejos, se percibe claramente el mecanismo de transmisión de las ruedas de una locomotora de vapor. Pero al acercarse, se revela como un mosaico de fotografías familiares de empleados ferroviarios, antiguo material rodante, señales de tráfico ferroviario y muchos otros elementos relacionados con la historia de los ferrocarriles búlgaros."
"En el Club del Ferroviario, durante los últimos diez años y gracias a mucho esfuerzo, ha tomado forma un espacio verdaderamente interesante. Allí se conserva una biblioteca de literatura especializada, numerosas fotografías de ferroviarios ilustres, maquetas, placas de servicio e incluso uniformes ferroviarios utilizados hace 40 o 50 años."
También hayun lugar másque remite a los visitantes a la historia de la Estación Central: la vitrina museística situada en la primera planta del edificio.
"Allí se puede ver un pupitre original que se utilizaba en nuestra administración en los años 30 del siglo pasado, muchas señales de locomotoras que llevan mucho tiempo fuera de servicio, medios para garantizar la comunicación entre estaciones en aquellos años, medios para la señalización, uniformes antiguos, etc.", enumera Iván Goguev.
"Durante muchos años, nuestro ferrocarril estuvo en el escenario del teatro del transporte de los Balcanes y desempeñó un papel destacado.
Desarrollamos soluciones técnicas y tecnológicas únicas, que habrían enorgullecido a cualquier administración ferroviaria" – se reafirma Iván Goguev, autor de libros y artículos sobre temas relacionados con la construcción ferroviaria, la geopolítica y la antropología de la ingeniería.
Autora: Desislava Semkovska
Fotos: Desislava Semkovska, Ferrocarriles Estatales Búlgaros, archivo personal del ing. Dimitar Deyanov, Stefan Stoichkov e Iván Goguev
Versión al español y publicación por Borislav Todorov
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