La pregunta "¿Quién soy yo?" es la primera y más importante que nos hacemos a nosotros mismos al formarnos como individuos. En Bulgaria hay una pequeña comunidad que pone su pasado y su historia en primer lugar a la hora de responder a esta pregunta. Es la de los búlgaros del Banato.
“Increíblemente cálidos, cordiales y sinceros, se perciben a sí mismos un poco más europeos que el resto de los búlgaros, y la historia demuestra que tienen derecho a pensar así”, dice Veneta Nikólova, periodista de Radio Bulgaria y autora del documental titulado Memorias de Bardarski Guerán, del canal televisivo Turismo. La cinta está dedicada a los habitantes de la aldea de Bardarski Guerán, la más grande fundada por búlgaros del Banato en Bulgaria..
La película fue rodada durante el verano de 2014 y versa sobre lo importante que es mantener el contacto con el pasado y los antecesores. “Para esta gente el pasado es parte de su identidad –dice Veneta Nikólova–. Yo misma, por ejemplo, tengo mis raíces en el noroeste de Bulgaria pero esto no me define como persona, ni define mi carácter. Mientras que para los búlgaros del Banato el origen es decisivo. Ellos perciben el mundo a través del prisma de su pertenencia a su pequeña comunidad católica. Por eso quise hacer una película diferente sobre ellos, una narración más poética con una dosis de elemento mágico que tocara el alma del espectador”.
“La historia de los búlgaros del Banato es dramática – prosigue Veneta Nikólova –. Está ligada al Levantamiento de Chiprovtsi, del año 1688, contra el Imperio Otomano; su núcleo fueron los búlgaros católicos. Apenas 2000 habitantes de Chiprovtsi sobrevivieron la brutal represión de la sublevación, y los católicos en Bulgaria se volvieron objeto de persecución por parte de las autoridades turcas. Entonces decidieron emigrar de Bulgaria lo antes posible. Se dirijieron hacia el Danubio, cruzaron el río y se establecieron en el territorio del antiguo Imperio Austro-Húngaro. Hoy en día es la región del Banato que abarca partes de Serbia, Rumania y Hungría. Los emigrados búlgaros residieron allí casi 200 años formando una comunidad muy unida. Conservaron celosamente su lengua y memoria genérica, interactuando a la vez con las culturas europeas y católicas cercanas. Después de la liberación de Bulgaria, en 1878, algunos de ellos decidieron regresar a la patria. El Estado les proporcionó tierra gratuitamente eximiéndoles de impuestos por un período de 10 años. Los antiguos emigrantes se establecieron en el noroeste del país, pero prefirieron crear una colonia propia, aislada de los demás asentamientos. Así surgieron cinco aldeas debúlgaros del Banato. Bardarski Guerán es la mayor de ellas, y a los locales les gusta enfatizar que son vecinos de la capital de los búlgaros del Banato”.
Junto con los búlgaros del Banato, en el siglo XIX a Bardarski Guerán llegaron también católicos alemanes de la región del Banato. Convivieron en esta colonia, aunque en barrios separados. A finales de la Segunda Guerra Mundial, empero, los alemanes étnicos abandonaron el pueblo para siempre obligados por Hitler a volver a Alemania. Hoy en día en la aldea vive sólo una mujer alemana, la catedral y la escuela alemanas se están convirtiendo en ruinas.
El pueblo tiene una arquitectura singular. Fue diseñado en medio de la nada por un arquitecto italiano invitado por el rey Fernando I de Bulgaria. Con el resto del mundo lo comunica, o separa, sólo una carretera.
“Querían vivir separados de los demás porque estaban conscientes de su exclusividad, de que eran diferentes. Como dice uno de los protagonistas del documental: al llegar del Banato, encontraron aquí a gente que calzaba pantalones fondones de lana burda,se sentaba en pequeños taburetes de tres patas y hacía tertulias, mientras que los del Banato vestían como europeos, organizaban bailes de salón, etc; se consideraban europeos y se creían algo más que los búlgaros. Esta percepción sigue vigente hasta hoy.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos Cortesía de TV Turismo y see.bg
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