Hace aproximadamente un año, Atanás Arsov y su equipo decidieron montar un negocio propio tras comprobar que la oleada de los productos biológicos ya se había propagado en los mercados internacionales y también penetraba en Bulgaria de manera cada vez más pujante. Resolvieron, primero, desarrollar una pasta dentífrica pero los recursos no les alcanzaron para materializar ese empeño. Por resultar más fáciles de cubrir las normas reguladoras de la fabricación y venta de cepillos de dientes, optaron por este producto y comenzaron a fabricarlo en Bulgaria.
Es cepillo de dientes es sin plazo de caducidad y representa una solución innovadora para los productos tradicionales para la higiene oral. Se producen cepillos de dientes para adultos, para niños y para el blanqueo de los dientes.
Nuestros cepillos son una alternativa al cien por cien de los cepillos tradicionales. En su estructura no hay plástico, material que contiene los nocivos fenoles biológicos. Además, el uso de este cepillo no implica ni la más mínima contaminación del medio ambiente. Muy al contrario, educa e inspira a las personas por que piensen en forma más global. Los seres humanos arrojamos toneladas de desechos que son un fardo muy pesado para la naturaleza. Nuestro cepillo de dientes es un objeto de uso fácil, sencillo e interesante y realmente nos incita a adoptar una mentalidad ecologista.
Los cepillos de dientes biodegradables búlgaros tienen mango de madera, hecho de una variedad especial de bambú endémica de Malasia. Es impermeable al agua, totalmente antimicrobiano y no se enmohece, algo especialmente importante para los productos destinados a la higieneoral que diariamente están en contacto con el agua. Los filamentos que se emplean para uno de los cepillos son de color negro porque son tratados con carbón activado asiático, material que, desde hace muchos años, viene utilizándose para el blanqueo de dientes.
El tiempo para la degradación del cepillo depende del medio en que se coloque. Si se hace compostaje y se coloca en tierra húmeda, el cepillo se degradará totalmente en un año y medio, aproximadamente. Si es dejado en un terreno seco, la degradación durará de 6 a 7 años, período absolutamente insignificante en comparación con lo que ocurre con los tradicionales cepillos de plástico que no se degradan en absoluto.
Respecto al porvenir de su negocio, Atanás Arsov dice: La inversión que hemos hecho y que seguimos haciendo ha resultado mucho más cuantiosa de lo que pensábamos al comienzo. No obstante ello, tras el primer año, al cuadrar las cuentas nuestro negocio ha resultado tentador y realmente rentable. Vale la pena desarrollarlo, no porque reporte unos beneficios grandiosos, sino porque se puede expandir también fuera de Bulgaria, algo que, de hecho, nos resulta más interesante. Aspiramos a ofertar nuestro producto en los mercados extranjeros porque allá hay un interés muy grande por los productos biológicos y ecológicos. Lo colocamos en Francia, Alemania, Rumanía y Grecia. En esos países la gente tiene mayor poder adquisitivo y una mayor sensibilidad por los productos ecológicos. Allá las ventas son de mayores volúmenes que en Bulgaria, ya que se trata de unos mercados más extensos. Actualmente procuramos desarrollar una serie completa de nuestra marca: de productos cosméticos ecológicos. Estamos elaborando un nuevo tipo de jabón a base de aceites naturales etéreos. Esperamos poder ir ampliando gradualmente la lista de nuestros productos y potenciar nuestros contactos con distribuidores y socios en el extranjero para extender más nuestro negocio.
Versión en español por Mijail Mijailov
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