Los primeros ministros de Grecia y Macedonia, Alexis Tsipras y Zoran Zaev, respectivamente, expresaron al término de una reunión de 3 horas en Davos que ha madurado el momento para encontrar una solución al contencioso sobre el nombre de Macedonia. El mediador internacional en la disputa, Matthew Nimetz, hizo visitas consecutivas a Atenas y Skopje para mantener conversaciones con las fuerzas políticas en los dos países. Todo lo anterior deja la impresión de que se está produciendo un nuevo dinamismo en las negociaciones.
El proceso está siendo dinamizado sensiblemente y mi opinión personal es que en esta disputa que se prolonga ya más de un cuarto de siglo, ahora ha llegado de veras el momento en que se sientan condiciones prácticas para abandonar el callejón sin salida, señala Martín Minkov, corresponsal durante muchos años en Skopje de Radio Nacional de Bulgaria. Además, para muchos, incluso en el seno de la UE y de la OTAN el diferendo no es fácil de entender. Nosotros acá tenemos nuestra sensibilidad balcánica, conocemos nuestra historia y este estado de cosas nos resulta más comprensible. Sin embargo, llega un momento en que se ve que las cosas no pueden seguir así. Desde este punto de vista puedo decir que ahora sí cabe el optimismo pero no la euforia.
Ante Radio Bulgaria, Martín Minkov ha calificado también de optimista el marco de tiempo, de varias semanas a varios meses, que Matthew Nimetz ha señalado.
A lo expresado ayer en Skopje por Nimetz, yo agregaría una entrevista interesante para mí, concedida por el jefe de la diplomacia griega, Nikos Kotzias, a la agencia Reuters, en la que éste se compromete de modo bastante categórico con una posible solución hasta junio del año en curso. A la pregunta de qué ocurriría si así no sucediera, Kotzias responde: “¡Sí que sucederá”. Muy probablemente ambos gobiernos tienen una propensión a esto, tanto en Atenas como en Skopje, a que se llegue a una variante de compromiso para ambas partes en el establecimiento de un nuevo nombre compuesto que sustituya las siglas, bastante humillantes de FYROM (The former Yugoslav Republic of Macedonia). Sin embargo, con esto el proceso no acabará, ya que empezará la parte más ardua: la regulación de las relaciones, las interpretaciones de cómo se aplicará el nombre, si éste provocará un cambio en la constitución de la República de Macedonia, si se ofrecerán las garantías imprescindibles para la renuncia a cualquier tipo de irredentismo. Es que precisamente esto es problema crucial para Grecia, o sea, renunciar a la política de irredentismo que según Atenas, está siendo promovida por Skopje, sobre todo durante la gestión del anterior gobierno de Gruevski y el partido VMRO-DPMNE. Macedonia, por su parte ha dado a entender claramente que no puede acceder de ninguna manera a cualesquiera negociaciones que afecten la identidad del pueblo en la República de Macedonia.
Martín Minkov explica que Macedonia tiene interés en abandonar el estado de aislamiento internacional en que se encuentra y abrir su perspectiva euroatlántica.
Y el primer paso importante que ha dado ha sido la firma de un tratado con Bulgaria. Desde este punto de vista considero que nosotros como socios de la República de Macedonia hemos ofrecido un buen ejemplo de cómo, en base a concesiones recíprocas, se puede dar un paso hacia adelante. Espero que el ejemplo de Bulgaria y Macedonia acabe siendo contagioso. En lo que hace a la posición de Grecia, me permitiré citar a un político muy respetado y pragmático, el alcalde de Salónica, Yiannis Boutaris, quien dice: “¿Qué estamos haciendo nosotros?”. No podemos seguir llamando a esas personas skopjanos, gitanos etc. Es que así nos estamos comprometiendo y quedamos mal ante nuestros socios, perdemos en lo económico y también perdemos nuestro peso político”. Así que ya va llegando la hora de hacer gala de un mayor pragmatismo y creo que de esto puede salir ganando toda la región. Bulgaria, en concreto, como país amigo tanto de la República de Macedonia como de la República de Grecia tiene interés en que quede zanjado este contencioso de tantos años”.
¿Podrá Bulgaria congratularse con una exitosa Europresidencia en la prioridad “Balcanes”, de llegarse a una solución del contencioso?
Seguramente, y también hemos de darnos clara cuenta de que haber convertido en prioridad la perspectiva europea de los Balcanes Occidentales hemos hecho la cosa más lógica. Esto, sin embargo, no significa un automatismo en la adhesión europea. Cada uno de los diferentes países, empezando por nuestros vecinos inmediatos, que son Macedonia y Serbia, y cruzando por Albania, Bosnia y Herzegovina, y Kosovo, deberá recorrer su propio trecho del camino. Esos países, empero, deben contar con una peculiar hoja de ruta y saber que, yendo por este camino, llegarán a formar parte, más temprano que tarde, de la familia europea. Este proceso, como sabemos, se llevará de unos 7 a unos 10 años. Sin embargo, la solución al contencioso nominal reviste una importancia clave. Es que después se quedará otro problema de peso en los Balcanes, el de llegar a definir las relaciones y fijar las fronteras entre la República de Serbia y la República de Kosovo. En presencia de una perspectiva de mayor estabilidad en virtud de una adhesión a la OTAN y una perspectiva de ingresar en la UE, la situación se volverá mucho más serena y dejará descartadas actuaciones ulteriores capaces de desembocar en el uso de fuerza.
Versión en español por Mijail Mijailov
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