Los cuatro amigos se conocen desde hace apenas 3 meses, y la idea de ayudar surgió, como todo lo bueno, de forma accidental.
Todo empezó una tarde en la que estábamos reunidos en casa de una amiga, haciendo dibujos y velas para nosotros, y se nos ocurrió venderlos. Y como todos amamos a los perros, decidimos que fuera con un objetivo benéfico. Y en otra ocasión hemos ayudado a animales en apuros; no con dinero, pero alimenté a perros callejeros que vi por la calle, cuenta David, de 12 años.
El refugio al que los niños han decidido ayudar se encuentra en el pueblo de Gorni Bogrov, que empezó a funcionar en 2012 y tiene capacidad para 840 perros. A pesar de los esfuerzos del Estado y de los voluntarios y de la reducción del número de animales callejeros en Bulgaria, su población sigue siendo alta. Por las calles de las grandes ciudades deambulan más de 10.000 perros sin hogar, alrededor de 4.000 de los cuales en Sofía, y no hay suficiente dinero.
Una conocida que había ido a ese refugio describió su estado como deplorable, explica Vania, la madre de David. Por eso decidimos ayudar precisamente a ese refugio, al menos a los perros. El refugio en sí no podemos mejorarlo. Tenemos la idea de comprar, además de la comida necesaria, medicamentos y vacunas, así como también garantizar ayuda médica a los perros que la necesiten.
El bazar benéfico improvisado se encuentra delante del bloque 769 en el barrio sofiota de Lyulin. Por un precio simbólico se pueden adquirir juguetes, libros, puzzles, bisutería y muchas otras cosas interesantes y útiles.
La gente compra bastante, sobre todo objetos hechos por nosotros: dibujos, velas, figuras de plástico y pulseras. También empezaron a traernos objetos suyos, como juguetes, botellas con decoupage, cristal pintado, velas, bisutería, etc. La gente nos apoya mucho, nos elogia y quiere conocernos. Algunas personas incluso nos dijeron que habían venido de Londres para conocernos al saber de nuestra iniciativa a través de Facebook.
Por supuesto, el mayor apoyo de David, Emo, Kalin y Eva son sus padres.
Al principio nos sorprendimos mucho, cuenta la madre de David. Después nos alegramos, sobre todo porque iban a ayudar en vez de estar constantemente delante del ordenador o del teléfono. Cada madre donó algo, les compramos los materiales para pintar, hacer pulseras, etc. Les apoyamos completamente.
Al principio acordamos simplemente intentarlo, pero nadie esperaba que nos hiciéramos tan famosos y populares, añade David con una amplia sonrisa.
La iniciativa continuará hasta el final del verano, y todo el que desee apoyar la idea y los esfuerzos de los cuatro amigos puede adquirir objetos hechos a mano por ellos o donar juguetes usados u otros artículos. Y los niños prometen hacer muchas fotos cuando visiten el refugio, para demostrar a los escépticos que hasta el último céntimo recaudado se destinará a la causa establecida y al bienestar de los perros del refugio municipal del pueblo de Gorni Bogrov.
Versión en español por Marta Ros
Fotos. Desislava Semkovska y archivo personal
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