En las dos últimas semanas, los incendios en Bulgaria han quemado cientos de miles de hectáreas de árboles, decenas de casas en Strandzha han resultado dañadas, rebaños enteros han quedado carbonizados. Tan sólo el gran incendio de Sakar y Svilengrad ha afectado a 10.000 hectáreas de plantaciones. Realmente, ya no queda nada del gran bosque búlgaro que se extendía entre Belgrado y el extremo oriental del paso de la Puerta de Trajano, donde comienza la llanura Tracia. Al mismo tiempo, proliferan las plantas fotovoltaicas, y además, precisamente en zonas forestales.
Los viejos bosques centenarios están disminuyendo, y los bosques jóvenes necesitan al menos 50-60 años para asumir las mismas funciones. "La salida a esta situación sería limitar la urbanización de las zonas forestales", señala Toma Belev, antiguo viceministro de Ecología y Director del Parque Nacional de Vitosha.
"Actualmente estamos viendo muchos ejemplos relacionados con la construcción de centrales fotovoltaicas, como lo son el municipio de Ihtiman, o el municipio de Petrich. Intentemos cumplir con la ley forestal, que dicta que cuando la cubierta forestal (la proporción de zonas forestales con respecto al resto de la superficie de un municipio determinado) es inferior al 10%, no debe reducirse más. Desgraciadamente, las autoridades de la administración pública no respetan esto.
Un bosque que proporciona el agua potable de una localidad, es crucial para la calidad de vida. Desde hace varios años, muchos ciudadanos y organizaciones están intentando detener la tala de árboles en las zonas de protección sanitaria, pero las empresas no terminan de comprenderlo. Lo consideran es una restricción excesiva, y ya estamos viendo a lo que esto está conduciendo actualmente en Bulgaria: más de 330 poblaciones están oficialmente bajo un régimen de agua".
Es especialmente importante saber que todos los bosques retienen agua. En los bosques de coníferas, el efecto de retención de agua se produce a partir de los 40 años de forestación, mientras que en los hayedos caducifolios se produce en torno a los 20-25 años.
"Cuantos más bosques, más agua tendremos", señala el ecologista. Según él, es importante proteger los bosques que nos proporcionan el agua potable, pero también la seguridad de las poblaciones al evitar la erosión.
Debemos ser especialmente cuidadosos porque un bosque es muy difícil de crear y muy fácil de destruir.
"Siempre ha habido incendios forestales, incluidos los que ocurren por causas naturales, pero en los últimos tiempos más del 90% de los incendios forestales han sido provocados por el hombre de forma deliberada o accidental”, señala Toma Belev. “Bulgaria es uno de los pocos países que no dispone de una unidad de aviación para luchar contra los incendios forestales. Ahora ya tenemos una declaración de la Asamblea Nacional, pero llegamos tarde. Podríamos haberlo hecho hace 17 años y no habríamos tenido que pedir ayuda a este o aquel otro, y esperar que no hubiera un incendio en Grecia, Turquía o la República Checa y Eslovaquia, para que pudieran enviarnos sus aviones. Bulgaria no es un país pobre. Bulgaria no es un país que no pueda prever cuáles son los riesgos para su población, porque los riesgos relativos a los incendios ya han sido señalados y simplemente ha faltado la voluntad política para tomar finalmente la decisión de adquirir algunos de esos medios aéreos de extinción de incendios".
Según Toma Belev, no hay otra forma más barata y rápida de luchar contra los incendios forestales que transportar grandes cantidades de agua en helicóptero o avión y, cuando se produce el fuego, apagarlo mientras sea aún pequeño. Y con la ayuda de un sistema establecido de identificación de incendios, ahora es muy fácil detectarlos y apagarlos rápidamente.
“Un sistema así ha sido construido ya en los montes Balcanes de Vratsa (Vráchanski Balkán), donde la Dirección del Parque Natural ha construido junto a sus colegas españoles unas torres de observación que detectan un periódico ardiendo a 40 km de distancia. "Necesitamos una pizca de pensamiento tecnológico, algo que actualmente está disponible incluso en Bulgaria", subraya Toma Belev. “Tenemos la experiencia y necesitamos simplemente una unidad de aviación que pueda responder rápidamente, en el plazo de una hora desde que es detectado el incendio. Si tenemos a disposición un vehículo aéreo que pueda ir a combatir el fuego, veremos disminuir los incendios. O al menos, veremos que se reducirán mucho los daños que provocan".
El ecologista descarta la tala como causa de los incendios intencionados, ya que no hay tanta demanda de leña, a pesar de que las empresas forestales han reducido los precios un 20%. Lo que sí se ha señalado como causa de los incendios es la pura negligencia. Por ejemplo, en las regiones de Petrich y Varna, los incendios fueron provocados por personas que quemaban cables para obtener el cobre. Y, en palabras de Toma Belev, el gran incendio comenzó al limpiar un jardín. Al mismo tiempo, nadie está al tanto de que, por orden de los gobernadores regionales, hacer fuego está prohibido en todos los bosques desde el mes de marzo.
"Esta es la estación más peligrosa, y aún así, si subes al monte Vitosha, puedes ver a gente encendiendo sus hogueras porque es a lo que están acostumbrados", señala Belev, subrayando que también debe haber responsabilidad por parte de la población. Y, luego está el caso del incendio de Beklemeto - el caso más drástico - porque allí había pinchos esparcidos por la carretera principal, lo cual hizo aún más complicado extinguir el fuego. Esto es un indicador de una actividad completamente intencionada con el fin de provocar un incendio, está convencido Toma Belev, y expresa su esperanza de que el Gobierno tome las medidas necesarias e introduzca sanciones, “ya que, de lo contrario, esto continuará ocurriendo”.
En cuanto a la reforestación, ésta sólo puede llevarse a cabo al cabo de un año, cuando los forestales han limpiado el terreno y lo han preparado para que sea reforestado.
Autor: Darina Grigorova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BTA, BGNES, Ministerio de Defensa
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