En este día, el Salvador organizó la tradicional cena de Pascua para el pueblo judío en casa de un habitante de Jerusalén.
Antes de la cena, como una muestra de respeto, Él lavó los pies a los Apóstoles y dijo: “'No he venido a ser servido, sino a servir”'.
En la mesa, Jesús tomó el pan, lo bendijo y, mientras repartía un poco entre sus discípulos, dijo: “'Tomad, comed; esto es mi cuerpo, que por vosotros es partido”'. Luego tomó la copa de vino y dijo: "Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre, que por muchos es derramada para remisión de los pecados", y ordenó a todos que lo hicieran en memoria suya.
Así instauró el Salvador el Santo Sacramento de la Eucaristía, y desde entonces se celebra por el clero durante la Santa Misa, invocando mediante la oración la gracia del Espíritu Santo para que consagre el pan y el vino. Los cristianos reciben los Santos Dones con reverencia, con la fe de recibir a Cristo en sus almas y de procurar retenerlo mediante la pureza de sus corazones.
Tras legar el nuevo mandamiento del amor hacia todos, Cristo reveló a sus discípulos que sería traicionado por uno de ellos. Perplejos, le preguntaron quién lo haría. Judas también le preguntó, y Cristo le respondió tan mansamente que los demás no entendieron, sino sólo él. Cuando se levantó y salió, pensaron que había ido a hacer compras, porque era tesorero.
Después de la cena, Cristo se dirigió junto a los apóstoles al huerto de Getsemaní, cerca de Jerusalén, donde rogó a su Padre que le librarse de la crucifixión que se avecinaba. Pero finalmente dijo, humilde: “que sea no como Yo quiero, sino como quieres Tú”, para que se cumpliera su misión salvadora para la humanidad.
En este día también se celebra el Gran Cisma y los sacerdotes ungen a los laicos con el óleo consagrado para su salud y su salvación.
El jueves por la tarde se leen los llamados Doce Evangelios. Se trata de los doce pasajes del Evangelio que narran la Pasión de Cristo. A través de ellos, los cristianos experimentan y presencian la burla, el tormento y la crucifixión de Cristo, mediante los cuales expía los pecados de las personas. “He aquí el Cordero de Dios, que cargó con nuestros pecados”, un mensaje dirigido a los creyentes, para que consideren si no están ellos también crucificando a Cristo a través de sus pasiones y pecados.
Durante la Divina Liturgia, el clero lleva la Cruz desde el altar, lo que simboliza a Cristo llevando la cruz hacia el Gólgota.
Autor: Alexandra Karamihaleva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BTA, Archivo
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