Hoy, 7 de junio, es definido por la Iglesia como uno de los días especiales del año, en que dirigimos oraciones pidiendo a Dios que perdone los pecados y que calme las almas de nuestros familiares ortodoxos que abandonaron este mundo. En el calendario de la Iglesia Ortodoxa Búlgara el Día de los Difuntos se conmemora en los sábados antes de la Gran Cuaresma, antes de Pentecostés o antes de la fiesta de san Miguel Arcángel. Los creyentes van a la iglesia, anotan los nombres de sus familiares difuntos para que el sacerdote las mencione durante la Santa Liturgia y piden a Dios que calme sus almas en “un lugar donde haya luz, un lugar con verdor, fresco, donde no hay dolor, tristeza y suspiros”.
El Día de los Difuntos que antecede Pentecostés se llama “de cerezas” ya que coincide con el periodo de la recolecta de las cerezas, la fruta más tentadora en este periodo del año. Es el segundo más importante Día de los Difuntos durante el año. En este día las campanas de las iglesias tienen un sonido lúgubre, los golpes pausados recuerdan de los muertos.
Cuando visitan las tumbas de sus seres queridos los familiares las limpian, encienden velas, colocan flores, rocían las tumbas con vino y las inciensan. Se prepara trigo hervido que se lleva a la iglesia y al cementerio y que es expresión de la fe en la Resurrección. La comida traída en el cementerio se reparte con las palabas: “¡Que Dios perdone!”.
Redactora: Elena Karkalánova
Traducido y publicado por Hristina Táseva
Fotos: Archvo, BGNES
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