"Hay mucha gente y artistas desesperados, y eso es muy triste", afirma nuestra compatriota.

Un mes después de la terrible experiencia vivida en la ciudad israelí de Bat Yam, que obligó a trece artistas búlgaros a refugiarse en un refugio antiaéreo, los organizadores y participantes del festival internacional "Alma búlgara en Tierra Santa" se reunieron en Sofía. En el marco del foro titulado "Terminal creativo Bulgaria-Israel", hicieron balance de lo vivido tras el ataque con misiles lanzado por Irán contra Israel, y entregaron premios a los ganadores de los concursos de palabra artística, danzas folclóricas, interpretación de música instrumental, canciones en lengua búlgara, canciones populares búlgaras y canciones patrióticas.

Vesela Raichinova, impulsora del festival "El alma búlgara en Tierra Santa", que celebró en junio de este año su décima edición, destaca como mayor logro el hecho de que el evento haya cumplido su objetivo principal: unir a los búlgaros dentro y fuera del país. "La integración fue la tarea principal con la que comencé este proyecto", afirmó en declaraciones a Radio Bulgaria.

Conservar las raíces, las tradiciones, las costumbres y la memoria de la contribución histórica de Bulgaria al mundo: según Vesela Raichinova, estos son los valores más importantes que definen al búlgaro como persona.

"También la unión por la paz", añade. "Que nuestra pequeña Bulgaria siga siendo pacífica, tranquila, humana, buena, llena de amor y ternura, tal y como la conozco desde hace 30 años y de la que nunca me he separado. En realidad, este es el mensaje de muchos búlgaros que viven en el extranjero, pero que no dejan de pensar en su patria. Y dado que cada uno de ellos puede cambiar en función de las condiciones de la vida social, política y económica, mi equipo y yo queremos que nuestros compatriotas se mantengan fieles a sí mismos".

Lamentablemente, en la época bipolar en la que vivimos, difícilmente hay un tema en el que los búlgaros no estemos divididos, y nuestra oposición ha llegado a un punto en el que nuestras opiniones no solo toman direcciones diferentes, sino que también afectan a nuestra elección civilizatoria y a nuestros fundamentos morales.

¿Existen medios para el acercamiento?

"Siempre se necesitan recursos", responde Vesela Raichinova. "Si hablamos de recursos financieros, son imprescindibles, porque hay que garantizar de alguna manera el sustento de las personas. En cuanto a la vida política, es muy similar en casi todas partes: las grandes potencias dominan a las pequeñas, y estas, a su vez, quedan atrapadas en un círculo muy difícil de romper. Entonces, el arte nos salva, porque es música, palabra, imagen; está relacionado con aquello que puede deleitar nuestros ojos. La cuestión es cómo encontrarán los políticos la manera de superar los demás problemas, algo que los creadores tal vez solo puedan afrontar con sus rebeliones, que de algún modo logran manifestar, por dentro y por fuera. Cuando estoy en Bulgaria, observo todo esto y me dan ganas de hacer algo para alegrar a la gente".

Muchas caras sonrientes, como la de la pequeña Sonya Terziyska, galardonada con el Super Gran Premio por el patetismo con el que recita Dávash li, dávash, Balkandzhi Yovo, se vieron en la "terminal creativa" del Centro Cultural Búlgaro en la capital. En la última edición del festival "Alma búlgara en Tierra Santa" participaron representantes de más de diez países, la mayoría provenientes de Bulgaria. Las emociones y los intereses de algunos de ellos quedaron reflejados en sus obras.

"Los búlgaros de todo el mundo y los búlgaros de Bulgaria se emocionan con la vida y con la forma en que la viven, con la paz y la libertad, con la oportunidad de expresarse y mostrarse, pero también de comprender al otro, de llegar al corazón y al alma de todos los que son capaces de crear", cuenta Vesela Raichinova. "De esta manera, la cultura, la historia, las tradiciones y las costumbres búlgaras llegan a nosotros mismos -al conocernos-, así como a todos los que se interesan por Bulgaria. Nuestro país es querido en casi todas partes y cuando me preguntan de dónde soy y oyen la respuesta: 'De Bulgaria, pero vivo en Israel', todos exclaman: '¡Oh, qué naturaleza maravillosa, qué cultura maravillosa, qué gente maravillosa!'. Y yo también quiero que los búlgaros de Bulgaria sean felices, mejores y que se quieran más".

Este amor compartido también se refleja en el arte, razón por la cual quizá en otoño se organice un gran concierto. "Los participantes serán talentos que subirán al escenario junto a profesionales que los han evaluado en concursos", desvela Vesela Raichinova.

Autora: Diana Tsankova

Traducido y publicado: Borislav Todorov

Fotos: Diana Tsankova, Facebook /DG 10 "Mak", BTA