Pisando firmes la tierra con sus pétreos pies, y de una talla que se eleva sobre las aguas, los puentes de piedra en la montaña Ródope hacen buenas migas con el tiempo. Éste, al sentir cansancio por tanto calcular instantes y eternidades, se inmoviliza, sentado en alguna pétreo pedazo y va escuchando historias envueltas por el murmullo del oscuro río.
Pese a que frecuentemente se califique a los puentes de la montaña de “romanos“, muy probablemente fueron construidos en la Edad Media, cuando el camino conducente a la actual ciudad griega de Komotini y a la región del mar Egeo cruzaba por el río Arda y sus afluentes. Así lo señala Iván Balkanski en su libro titulado ”Puentes antiguos en la provincia de Kardzhali”.
Hoy en día ha asumido la misión de desvelar el secreto de su majestuosidad y resistencia al tiempo la asociación "Meshra”, que a finales de septiembre realizará una exploración sobre terreno, en el monte. El río Arda es el centro principal, ya que a lo largo de su curso se encuentran edificados los puentes más imponentes:
”Estas obras no están bien estudiadas, faltan información fiable y documentos sobre su construcción y mantenimiento, como también datos sobre sus constructores-dice el arquitecto Iván Kolev, director del proyecto-. Es muy interesante ver cómo los puentes se construyeron en forma de un sistema único para cruzar por encima de las importantes barreras acuáticas en la montaña Ródope. En este sentido resulta curioso comprobar si realmente habrían formado parte de una idea común previa o bien cada uno de esos puentes se habría construido durante un período diferente y con distinto motivo. Lo que impresiona, sin embargo, es un hecho y es que al examinar el mapa de la montaña y del río Arda se comprueba que los puentes grandes se encuentran casi equidistantes unos de los otros. Esto, a mi juicio, significa que representan un sistema bien sopesado y su análisis será capaz de demostrar la veracidad de esta idea”.
La asociación ”Meshra”, en colaboración con el Museo de Historia de la ciudad de Árdino, el Museo regional de Historia de Kárdzhali y un grupo de voluntarios van a averiguar el estado en que se encuentran los pétreos puentes, si se ha conservado su aspecto originario o bien han sufrido modificaciones. Su labor transcurrirá en Árdino, Kárdzhali y Smolian, localidades en cuyas inmediaciones hay más de un centenar de tales instalaciones. Para cada puente se confeccionará un expediente que recogerá datos actuales y de archivo y se efectuará un análisis de su estado actual y su autenticidad. Toda la información será subida a un sitio web especial y, en el futuro se empleará a la hora de acometerse obras de restauración de esos puentes:
”La razón de la tan buena conservación de los puentes reside en el hecho de que representan unas estructuras conocidas desde la Antigüedad hasta una época relativamente reciente - dice el arquitecto Iván Kolev. Esto significa que hasta el momento de la revolución industrial se habían empleado sistemas casi idénticos en las obras de construcción y que los mismos sufrían constantemente un proceso de perfeccionamiento. Los puentes en la montaña Ródope forman parte de los ejemplos postreros de este tipo de arquitectura, antes de que aparecieran los puentes de metal y, después, los construidos de hormigón. Por esto podemos asegurar que se han mantenido resistentes precisamente por la acumulación,durante siglos, de conocimientos y tecnologías”.
Se ha transformado en uno de los emblemas de la zona de los montes Ródope el “Puente del Diablo” sobre el río Arda. Es de tres bóvedas, tiene 66 metros de largo, 3,4 metros de ancho y una altura de 12 metros. Fue construido en el siglo XVI por orden del sultán Selim I. Las obras de su construcción se encuentran envueltas en leyendas. Una de ellas cuenta que el constructor fue el maestro artesano Dimitar, del pueblo de Nedélino, quien accedió a construir un puente sobre el turbulento río, empeño en el que habían fracasado todos los constructores que le precedieran. Dice la leyenda que el Diablo prometió confiarle un secreto con el cual el artesano pudiera terminar las obras en 40 días, construyendo un puente para la eternidad. Por desgracia, el artesano constructor no pudo regocijarse durante mucho tiempo con el fruto de su labor, ya que falleció a poco de concluir las obras. Otra leyenda reza que uno, desde el Puente del Diablo será capaz de ver la efigie de Satán al escudriñar las aguas del rio desde las 11:00 hasta las 12:00 horas, período en el que el puente y su reflejo en el agua marcan un círculo. Se asegura que en una de las piedras se puede distinguir la huella de una pisada del diablo.
Adaptado por Diana Tsankova a base de entrevista de Radio Nacional al arquitecto Iván Kolev
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo, Asociación "Meshra”
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